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La virilización de la ternura
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Roberto Lerner,Espacio de crianzahttp://blogs.educared.org/espaciodecrianza/
En la lista de "el fin de…", pueden reemplazar los puntos suspensivos por casi cualquier cosa que se les ocurra. Revisen la lista de los más vendidos en el rubro no ficción: de los tiempos, del trabajo, del sexo, de la naturaleza, del liderazgo, de la pobreza, todos parte de títulos reales.
A juzgar por las reacciones a la columna pasada —intensas y contradictorias—, sobre las mujeres que quieren ser madres sin pareja, es un tema relevante y emocionalmente cargado. Y, claro, entre otros finales, no podía faltar el de los hombres.
Una economía sustentada en relaciones interpersonales, trabajo en equipo, comunicación y empatía, todas áreas y habilidades más femeninas que masculinas, y en la que la corpulencia es irrelevante, es caldo de cultivo para un claro ascenso de las mujeres. El mundo público, además, está lleno de jefas de Gobierno y Estado. Poder político y presencia productiva han dejado de ser arenas masculinas. La otra ventaja comparativa —aporte semental, como vimos la semana pasada— parece, también, esfumarse.
¿Es el mundo del futuro un escenario lleno de mujeres mamás y ejecutivas con su hijo —quizá hija, ya que desde el punto de vista evolutivo, sale más a cuenta procrear una que uno— único, y muchos hombres deambulando en el papel de extras y, ocasionales, actores de reparto?
Preguntas sin respuesta y, para muchos, aún ejercicios de ficción afiebrada. Mientras tanto, hay un espacio al que no se le presta la importancia debida: el hogar. Es en su seno que se juegan muchas cosas. La manera en que se distribuye la logística cotidiana, pero, sobre todo, la crianza de los hijos. Quizá el regreso de los hombres recargados se dará en el terreno de la ternura: su reinvención como expresión de virilidad y compromiso.
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