Al parecer, el Gobierno nunca va a entender que el rechazo que tiene de parte de la población es real y sobre todo que tiene consecuencias para la gobernabilidad del país, y que en este momento está en juego su supervivencia; por eso su prepotencia para responder preguntas incómodas a la prensa, que, en realidad, solo está transmitiendo las interrogantes que se hace cualquier ciudadano de a pie al ver todo este descalabro. Dina Boluarte no sabe cómo responder y menos cómo gobernar.
En el Ejecutivo no se han dado cuenta de que la conflictividad social ya se encendió y en varias partes del país se siguen manifestando. En el distrito de Chao, en la provincia de Virú, en La Libertad, tomaron y bloquearon la Panamericana Norte como protesta a la incidencia de la criminalidad. De la misma manera, esta semana bloquearon la vía Costanera en Arequipa, en oposición al proyecto Tía María, y las mismas manifestaciones se dieron también en Ayacucho.
El Congreso tiene mucho de la responsabilidad de esta crisis política, pero se cobija justamente en la incapacidad de este Gobierno para no responsabilizarse de sus negligencias y, sobre todo, de sus acciones vedadas e inconstitucionales, como haber aprobado leyes para favorecer a la delincuencia poniendo al país de cabeza con la inseguridad ciudadana.
Por eso resalta mucho la ingenuidad y, diría yo, la incapacidad para gobernar de Dina Boluarte, porque al parecer no se da cuenta de la precariedad de su gobierno y de que solo está sobreviviendo porque le resulta útil a los intereses subrepticios de los congresistas. Estos han visto en ella un escudo ideal para protegerse y sobre todo para encubrir sus barrabasadas legales e inclusive los posibles ilícitos penales que están cometiendo, a vista y paciencia de un Gobierno servil y genuflexo al poder de las bancadas que controlan el Congreso.
Son justamente los verdugos de Dina Boluarte y Pedro Castillo, de esa entonces plancha presidencial, que hoy han tomado las riendas del poder, liderados por el fujimorismo y las otras bancadas aliadas a estos despropósitos, quienes hoy gobiernan y deciden por los destinos del país. Por eso la falta de sensibilidad social y patriotismo para pensar y actuar en función de los intereses del país. Aquí mandan las angurrias del poder de Keiko, Acuña, Luna Gálvez y Cerrón aupados por las otras bancadas que se sienten cómodas atropellando al país.