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Mariella Balbi: Aves de paso
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Al gabinete anterior le costó trabajo incorporar el ‘chip’ relativo a uno de los mandamientos en política: los ministros son aves de paso. Por eso, su pedido de confianza al Congreso ante la inminente censura de una ministra fue destemplado y perjudicial para el país. En lugar de hacer los cambios que pedía la nación en su conjunto y a gritos, hubo un atornillamiento al cargo, cosa inaceptable en una democracia.
La mayoría espera que el nuevo gabinete ‘reloaded’ (recargado) trabaje bajo otro principio también elemental en política: negociar, conversar, llegar a acuerdos y no romper el piano y matar al mono por cuestiones ajenas al bienestar del Perú. El equipo anterior mostró pocos resultados económicos.
El propio presidente reconoció esto como su principal frustración en el primer año de gobierno. Entonces, el reto para los ministros entrantes es el crecimiento de la economía.
Los ministerios tienen muy rezagado el gasto en inversión. A la fecha, el sector Educación ejecutó el 42% de su presupuesto y los otros van por ahí. Impulsar la construcción de escuelas, mejorar y potenciar los hospitales, invertir en infraestructura resultan tareas urgentes, obvias e indispensables.
Evitemos maquillar las transferencias de última hora como ejecución presupuestal. Estimular y seducir a la inversión privada es otra gran tarea.
Pero para crear un clima de confianza es imperioso dejar de lado la mezquindad y el odio en política.Si este gabinete logra una mínima armonía con el fujimorismo, tendrá posibilidades de éxito. Dialogar, dejar de gastar energías en buscar romper esta poderosa bancada es otro reto de obligatoria observancia. Igualmente, alejar a los termocéfalos que se apoderaron del pensar del gabinete Zavala. Dos y dos nunca serán cinco. Detrás del fujimorismo, para bien o para mal, hay millones de votos de peruanos que se sienten representados por este movimiento. El antifujimorismo ha hecho un enorme daño al país. Quienes contribuimos a recuperar la democracia en los 90 lo sabemos bien. Hoy vivimos en democracia y las urnas mandan. La campaña electoral pasada fue estridente y llena de odios. Las expresiones de la entonces candidata Mercedes Aráoz sobre Keiko Fujimori y su papel como madre fueron realmente excesivas. La flamante primera ministra ha ofrecido disculpas. Sería deseable que esto se acompañe de gestos que brinden el apoyo indispensable a las necesarias excusas. Disculparse ennoblece, nunca envilece. Esto obligará al fujimorismo a calibrar sus excesos y tener buenas maneras con el Ejecutivo. Algunos consideran que la gran reparación sería indultar a Alberto Fujimori, pero esa es otra historia.
Empezar a calmar las aguas es un deber de la oposición y del gobierno. Se vienen elecciones el próximo año. El volcán, que ya está agitado, incrementará su actividad.
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