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Urresti en el partidor electoral

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Fecha Actualización
Daniel Urresti ha confirmado que participará en política y anunció que se inscribirá en el Partido Nacionalista.

Lo señalado por el ex ministro del Interior cierra la posibilidad –planteada por algunos– de que algún otro partido, mediano o pequeño, se lo jale para encabezar su fórmula presidencial, y hace más viable, en cambio, la posibilidad de que integre la plancha del nacionalismo o su lista parlamentaria.

Es verdad que su adelantada salida del gabinete le permitirá reinventarse para tratar de pasar de hiperactivo y protagónico ministro del Interior a dinámico candidato y eficaz locomotora electoral, pero también es cierto que todo esto lo coloca –junto a la primera dama, Nadine Heredia– en el principal objetivo de los apristas y de los fujimoristas durante los siguientes meses, porque ha sido el mismo Daniel Urresti quien ha señalado que el leitmotiv de su campaña será refrescar la memoria para evitar que García o Fujimori lleguen al poder.

Por un lado, hay que recordar que las luchas electorales 'anti' tienen un efecto importante por un corto tiempo, luego empiezan a generar compasión e identificación con los atacados, y la tortilla se voltea.

Por el otro, tratar de recoger los votos antifujimoristas o antialanistas puede ser inteligente. Estamos hablando de casi la mitad del electorado. Pero la pregunta que sigue a continuación es: ¿Urresti es la persona más adecuada para representar a aquellos que, por su convicción en el respeto de los derechos humanos o su lucha anticorrupción, se distancian de Alan García o de Keiko Fujimori, y ahora de Nadine Heredia? Por ejemplo, ¿Mario Vargas Llosa preferiría a Urresti antes que a Pedro Pablo Kuczynski, Alejandro Toledo, César Acuña o a Juan Incháustegui?

Y la otra pregunta es: ¿todos aquellos que se sintieron traicionados por el candidato Ollanta Humala votarían por el nacionalismo, aunque esté encabezado por Urresti?, ¿el ex ministro del Interior podría encandilar a los que se quedaron con las ganas de La Gran Transformación?