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Redacción PERÚ21

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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com

A 18 meses de las elecciones generales del 2016 estamos aún a tiempo de tomar algunas enseñanzas de estos comicios ediles y regionales a fin de corregir y evitar situaciones similares.

Por ejemplo, respecto a los candidatos con pasado delictivo. Como informamos distintos medios a lo largo de los últimos meses, postularon a cargos ediles y regionales 1,395 candidatos con sentencias que van desde estafa y tráfico de drogas hasta delitos sexuales y parricidio. Ninguna democracia puede salir adelante con delincuentes ejerciendo de autoridades. La hipótesis de la rehabilitación es tan solo eso: una premisa, una idea sin verificación. El hecho de que un delincuente cumpla una pena no implica, por necesidad, la rehabilitación; menos aún en un país donde uno de sus centros penitenciarios –Lurigancho– es considerado el más peligroso penal del mundo.

Luego están los incentivos de los cargos, la auditoría y penalización en casos de corrupción. Presidentes regionales como César Álvarez, alcaldes como Roberto Torres y congresistas (la lista es demasiado larga) han demostrado que cada cargo público trae consigo beneficios privados muy rentables. El lobbismo que observamos en el Congreso es de tal magnitud que será una batalla titánica conseguir cambios en las reglas de juego. Es imprescindible reformar los cargos, sus prerrogativas y capacidad de auditoría de tal forma que sea difícil y riesgoso incurrir en corruptelas.

Por último, están los montos de financiamiento. Pasadas las elecciones aún no sabemos quién financió, con cuánto y cuáles fueron los montos totales. Pero queda claro, para quien algo sabe, que no fueron campañas baratitas como dicen. Se han gastado decenas de millones y ni uno ha sido capaz de revelar sus fuentes de financiamiento. Si tomamos en cuenta que somos un país que ostenta el demérito de liderar los ránkings de producción de cocaína y de minería ilegal, queda claro que requerimos de una reforma urgente, antes que un padrino aparezca promoviendo leyes que faciliten el narcotráfico con el beneficio de la inmunidad.

Queda tiempo. La pregunta es si existen las ganas.