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USO DE LA PALABRA // REYNALDO ROBERTS

Pocas veces hemos visto el efecto negativo del centralismo en el Perú como en la actual pandemia. ¿Cómo hubiese sido el daño causado por el COVID-19 si la ciudadanía estuviera mejor distribuida en el país? Lamentablemente, el proceso de regionalización no ha funcionado, sea por la incapacidad de los funcionarios de cada región o por temor a equivocarse y caer en las garras de la Contraloría. La fuga de profesionales capaces y capital privado hacia Lima ha agudizado la situación.

En las noticias vemos a muchos provincianos que están en Lima intentando regresar a casa. ¿Por qué? Entre otras razones, porque se sienten más seguros en su tierra, pero también porque en Lima están más expuestos al virus. Proporcionalmente hablando, los perjuicios de esta pandemia para los habitantes de la capital son mayores que para quienes viven fuera de ella. Adicionalmente, la cuarentena los perjudica más aún, por tratarse en muchos casos de trabajadores del sector informal. El hacinamiento en que viven muchos provincianos en Lima y sus dificultades para abastecerse los hace pensar que estarían mejor en sus lugares de origen y con el apoyo de los suyos.

Es conocido que las mayores oportunidades están en Lima y por eso muchos migran ahí. Pero hoy, ese sueño de progreso se ha convertido en una pesadilla. El Gobierno tiene que darse cuenta de que los gastos e inversiones se hacen para hacer de Lima una ciudad viable (segunda línea del metro, nuevo aeropuerto, Villa Olímpica, mayores conexiones de gas doméstico, etc.) atrae a los residentes de los demás lugares del país. Se necesita dotar a las demás regiones de recursos de manera equitativa y se deben promover mayores inversiones privadas. Lamentablemente, la regionalización, no resulta una descentralización. Eso debe reestructurarse, regresando el manejo principal de los fondos públicos al Gobierno Central mientras se establezca un mejor sistema descentralizado de administración pública. También se debe dotar a Contraloría, no solo de un rol fiscalizador, sino de uno promotor.

El centralismo es el origen de casi todos los problemas del país y particularmente de la capital. Para salvar a Lima de la miseria y dar al Perú un desarrollo armónico, debemos orientar la inversión pública y privada hacia las regiones para que el Perú crezca equitativamente. Así, cuando enfrentemos un problema similar a la actual pandemia, estaremos mejor preparados.

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