Lamentablemente, el régimen dictatorial de Nicolás Maduro se está saliendo con la suya con los salvavidas que le están dando los presidentes de Colombia, México y hasta Brasil que, con la pretensión de morigerar el escándalo del fraude, lanzan mensajes ambiguos y hasta se han puesto de acuerdo para de manera conjunta avalar indirectamente al régimen dictatorial en Venezuela.
Tanto es el escándalo del fraude que le ha hecho imposible al régimen fabricar las actas que supuestamente avalarían los resultados inventados por el Consejo Nacional Electoral; simplemente no los va a poder justificar debido a que la oposición tiene copia de esas actas y así va a ser fácil rebatirlas. Ahora se le ha ocurrido a Maduro la intervención del Tribunal Supremo de Justicia para que supuestamente dilucide los resultados electorales.
Lo que tenemos que saber en el Perú y en el mundo es que los que dirigen el CNE y también el TSJ son militantes y conspicuos líderes del chavismo impuestos por el régimen de Maduro, justamente para manejar las decisiones del sistema de justicia y del sistema electoral en favor del sátrapa. Entonces, es evidente el resultado que se podría tener ahora que quieren buscar la razón en el TSJ, sabiendo que es un tema de escrutinio de resultados electorales.
Ahora, AMLO, Lula y Petro han deslizado la posibilidad de realizar un nuevo proceso electoral en Venezuela como estrategia de salida a la crisis; este argumento írrito no hace más que dar la razón a la oposición venezolana que con las actas valida que ha ganado las elecciones.
Estos presidentes se olvidan de todo el riesgo que ha corrido la oposición y el sacrificio que ha significado participar en un proceso electoral disparejo, amañado y direccionado. Ha costado un gran esfuerzo a toda la oposición convocar a los electores, y sobre todo proteger las copias de las actas para tener una herramienta de defensa que ha costado la vida de muchos venezolanos y la cárcel para otros por la infamia de un régimen dictatorial.
No hay forma de aceptar la pretensión de nuevas elecciones y mucho menos después de haber evidenciado el copamiento de las instituciones electorales que tiene el régimen dictatorial de Maduro. Por todo ello, estas actitudes de presidentes progresistas muestran una complicidad con una dictadura que justamente los hombres de izquierda hemos enfrentado por décadas en la búsqueda de la democracia.
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