Un montón de aspirantes, ni un ganador

“Cuando el 62% de peruanos dice que no simpatiza con ningún partido y 1 de cada 3 electores no tiene idea de por quién votar, esa impredictibilidad electoral es mayor”.
(GESAC)

Parte de lo que define a la política peruana es la maleabilidad de opinión que tienen sus actores principales sobre las encuestas: si convienen para los fines que persiguen, las celebran y usan como prueba irrefutable de lo que sea; pero, si no son alentadoras, no dudarán en señalar que han sido compradas o que no recogen la verdadera opinión del “pueblo”.

Es cierto que existe un puñado de encuestadoras descartables especialmente creadas para engañar, pero las tres o cuatro encuestadoras serias del país, aún con sus errores, suelen estar cerca del resultado final en sus predicciones electorales. Eso no significa leer sus encuestas sin mirada crítica, sobre todo las que aparecerán estas semanas: un sondeo presidencial hoy dice muy poco o nada sobre lo que pasará en abril. De aquí al día de la elección puede ocurrir, realmente, cualquier cosa.

Usemos como ejemplo la elección 2011. En octubre, seis meses antes del día de votación, Castañeda lideraba las encuestas con 24% y Humala rozaba el 11%, pero para abril esos números se voltearon: Humala terminó primero con el 31% de votos válidos y Castañeda quinto, con menos del 10%. Algo similar ocurrió con PPK ese año. En octubre no llegaba ni al 2%, pero terminó la primera vuelta en el tercer lugar con 18% de los votos válidos y 12 congresistas.

La elección 2016 es más gráfica de esa volatilidad. En octubre, Verónika Mendoza y Alfredo Barnechea estaban en la categoría “otros” de las encuestas; sin embargo, para abril, Mendoza casi pasa a segunda vuelta, consiguiendo la segunda bancada más grande, y Barnechea quedó cuarto, también con una bancada para AP.

Cuando el 62% de peruanos dice que no simpatiza con ningún partido y 1 de cada 3 electores no tiene idea de por quién votar, esa impredictibilidad electoral es mayor. Así, por ahora, la carrera por la Presidencia es un montón de aspirantes, ni un solo ganador y una cancha abierta.

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