Las intenciones del ministro Santiváñez de querer buscar un favor del presidente de la Comisión de Fiscalización, Juan Burgos, constituyen una raya más al tigre y que, una vez más, corrobora lo que todos hemos estado viendo en este personaje arribista. Es una persona sin escrúpulos, capaz de todo para lograr sus objetivos, tal como lo desnudan los chats publicados, según los cuales, incluso, llega al extremo de no importarle tumbarse al ministro de turno para que él pueda tener una oportunidad para dirigir el Mininter.
Entonces, se evidenciaría que en Palacio buscaron un perfil como el que se describe en todas estas denuncias; un sujeto capaz de todo para tumbarse la Diviac y emprender una persecución implacable contra el coronel Colchado. Y que no tenga escrúpulos para actuar y ejecutar órdenes, es decir, un esbirro al servicio del poder de turno para limpiar la cancha de las investigaciones que venía realizando la Fiscalía con el apoyo de la Policía.
Y ahora que se han destapado los chanchullos y las estratagemas del ministro Santiváñez, este ha empezado a moverse y utilizar el poder que tiene para obstaculizar las investigaciones. Ello se pone de manifiesto con la pretensión de acallar al valiente capitán de la PNP Junior Izquierdo, a quién no le autorizaron para que siga declarando ante el Congreso, en una evidente infracción.
La siguiente fase de las arremetidas de Santiváñez son, al parecer, las denuncias para silenciar a los periodistas, como ha alertado Karla Ramírez, de Panorama, por haber hecho públicas las pretensiones de este personaje siniestro de buscar favores del presidente de la Comisión de Fiscalización.
Con tanto escándalo y descalificaciones, además de la moción de interpelación que probablemente termine con su censura, las preguntas son: ¿por qué se le sigue manteniendo en el cargo? ¿Tanto es el poder que tiene o será que no le conviene al Gobierno su destitución porque sabe mucho?
Las suspicacias corren. Porque esta semana se debe tener la resolución de prisión preventiva del hermanísimo Nicanor Boluarte, que va a tener que cumplir prisión preventiva ante la carga de las pruebas, y que justamente el encargado de su protección era el ministro Santiváñez, como se refleja en las denuncias ventiladas.