Todos tienen un “maestrito”

“La imprudencia de construir sin respetar las normas y sin prevenir los riesgos, muestra que hay ‘maestritos’ para sectores de menos recursos y también hay ‘maestritos’ para exclusivas zonas residenciales frente al mar”.
"Por años, los acantilados fueron rellenados con desmonte y residuos para enfrentar las erosiones". (Foto:Carlos Hidalgo).

Un audaz empresario ha decidido construir un lujoso edificio en el acantilado miraflorino de la Costa Verde, a pesar de que conoce el potencial riesgo y que pondría en el precipicio la vida de decenas de personas.

Este asunto cobra actualidad por el sismo de magnitud siete en Caravelí, Arequipa, que nos recuerda que Lima arrastra un silencio sísmico de más de 250 años. Tenemos estructuras en peligro como el casco histórico en el centro de la ciudad o las construcciones informales. La imprudencia de construir sin respetar las normas y sin prevenir los riesgos, muestra que hay “maestritos” para sectores de menos recursos y también hay “maestritos” para exclusivas zonas residenciales frente al mar.

Los edificios se siguen construyendo al borde de los acantilados de Magdalena, Miraflores y Barranco. Precisamente, son esos tres distritos, de los seis que comprenden la Costa Verde, los que hoy tienen más de treinta zonas críticas por deslizamientos y derrumbes que se agravarían ante un sismo de gran magnitud.

La luz de alarma la ha dado un informe técnico de 2023 elaborado por la Dirección de Geología Ambiental y Riesgo Geológico del INGEMMET y que muchos observan con imprudente displicencia.

Se supone que está prohibido construir en los acantilados. Así lo dispone una ordenanza de la Municipalidad de Lima de 2019. Sin embargo, ese mismo decreto —hecha la ley, hecha la trampa— deja una puerta abierta al dejar en manos de los alcaldes distritales la luz verde para que continúen levantándose más edificios en zonas de alto riesgo en la Costa Verde. La laxitud de las reglas no toma en cuenta la seguridad.

Por años, los acantilados fueron rellenados con desmonte y residuos para enfrentar las erosiones. Sobre esos rellenos se hicieron casas, edificios, áreas deportivas y parques que ya tienen grietas, hundimientos y derrumbes en proceso. Un informe de 2021 del Instituto Geofísico del Perú (IGP) registra, solo en Miraflores, más de quince deslizamientos de piedras hacia el circuito de playas. A su vez, el INGEMMET cuestiona que en ese exclusivo distrito no se haya realizado un manejo adecuado del acantilado y marcan el Malecón de la Reserva como una zona crítica.

En San Miguel y Magdalena se alerta sobre treinta zonas de posible derrumbe en cada uno de los distritos. En Barranco se observan hundimientos y grietas en la zona del Puente los Suspiros hasta el malecón Ramón Castilla, así como en el malecón de Chorrillos un potencial derrumbe del talud.

Los estudios técnicos son mapas de peligro, pero, como sucede en muchos casos, estos se interpretan a gusto y conveniencia, se cuestiona la metodología y cada uno parece tener su “maestrito” de cabecera. Prevenir es tarea de todos. No podemos tener leyes laxas, que se aprovechen para construir más edificios que, ante un terremoto, podrían terminar en el mar.

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