Foto: Heiner Aparicio.
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Autor: Gessler Ojeda.gojeda@peru21.com

Las protestas en el valle de Tambo parecen haber llegado a un punto en el que no se vislumbra una salida pacífica. Los dirigentes sindicales y alcaldes que se oponen al proyecto minero Tía María solo exigen su cancelación y el gobierno propone una mesa de diálogo para poder ejecutarlo. En ese tenso ambiente, recurrimos al ex presidente regional de Arequipa Juan Manuel Guillén, considerado una voz autorizada en la región.

¿Por qué cree que se ha llegado a un punto en el que la gente cree que tiene que elegir entre la agricultura y la minería?Los antecedentes. Hay una historia perniciosa. La presencia de Southern, desde los humos de Ilo que dañaron al valle, representa un antecedente muy negativo que parece que nunca se ha limpiado y tendría que hacerse de manera muy precisa. El otro error, al parecer, es que no se ha incorporado a todos los actores. Es cierto que algunos son muy radicales, pero hay que escucharlos. No puede prescindirse de ninguno de ellos y especialmente ahora que hay un paro.

¿Cómo evalúa la posición de los dirigentes y de algunos alcaldes que no admiten ningún diálogo y solo proponen que se cancele Tía María?Eso es resultado de cómo se han manejado las cosas, pero esa es una situación extrema y es a partir de ahí que tienen que comenzar a conversar. También se requieren compromisos muy firmes. Veo que, cuando Southern anuncia que se van a generar 100 millones de soles para el desarrollo, eso no se concreta porque no hay proyectos. Si no se concreta nada, se genera más desconfianza y se extreman las posiciones.

¿Cómo cree que el gobierno maneja este tema?La Presidencia del Consejo de Ministros no se ha involucrado plenamente. Creo que recién empieza a hacerlo. Parece que el gobierno ha tenido una posición más de expectativa que de intervención directa. Tiene que involucrarse mucho más, por ejemplo, en la agricultura y también con la represa.

Un fenómeno nuevo es la aparición de un colectivo que apoya el proyecto y que en el camino ha ido encontrando simpatizantes.Es una novedad y es positiva. Es un indicio de que hay grupos de la ciudadanía que empiezan a tener susceptibilidad ante las posibilidades de desarrollo que ofrecen estas inversiones.

¿Hacia dónde cree que va el paro indefinido?El riesgo, en este caso específico, parece que es de mayor violencia, por los antecedentes. El gabinete ministerial debería intentar un diálogo, urgente, un diálogo mucho más próximo, quizá correr el riesgo de una presencia en el mismo valle. Es cierto que tiene riesgos enormes, pero a la gente se le daría el mensaje de que se quiere dialogar directamente.

¿En qué condiciones cree que se podría dar este diálogo?Con la suspensión del paro indefinido, aunque sea temporal, porque los ministros tampoco pueden estar dialogando amenazados.

Como están las cosas, ¿sería un grave error imponer el proyecto Tía María?Sí, claro. Sería gravísimo porque va a generar más inestabilidad y podría afectar a otras zonas y otros proyectos. Se requiere una mano de ponderación, de serenidad y de búsqueda de entendimientos y que reconozca que hay diferencias y discrepancias. La firmeza entendida desde un punto de vista policial podría ser funesta, y en eso el gobierno debería medir mucho sus acciones.

¿Cómo ve el papel de los alcaldes que tienen una participación activa en la protesta?Es muy complicado, porque están sometidos a la presión de la ciudadanía. En algunos casos, esa presión es muy dura y fuerte para oponerse al proyecto. De otro lado, deben buscar recursos para los proyectos que impulsen el desarrollo de sus distritos. Ahí la decisión va a tener que ser muy personal.

¿Ayudaría al diálogo si el gobierno anuncia oficialmente que el proyecto se paraliza temporalmente mientras se da el proceso de diálogo?Podría ser. Eso podría generar un clima más adecuado. Lo que voy a decir es un poco delicado, pero pienso que la credibilidad de la empresa que ejecutará Tía María también está en duda por el anuncio que hizo de retirarse y luego manifestar que continuaba. Esa credibilidad tiene que recuperarla rápidamente.

¿Qué pasaría si no se ejecuta el proyecto minero Tía María?Sería muy delicado. El impacto negativo para las empresas que están buscando invertir o realizando exploraciones sería delicado, generaría mucha desconfianza. La imagen del Perú, a nivel internacional, también sería muy negativa. Este es un tema crucial en el que hay que medir los resultados sobre la base de todo lo que está en juego, de manera interna y externa.

¿Y qué pasaría si se logra aceptar Tía María?Es un asunto de tiempo. No creo que se vaya a lograr en plazos muy cortos. Se necesita un clima social adecuado y lograr eso requiere mucho tiempo, mucho trabajo, mucha dedicación y mucho esfuerzo moral.

Mientras permanezcan los actuales alcaldes, considerando su posición y lo que representan, ¿cree imposible que se concrete Tía María?Es difícil, pero no imposible.

AUTOFICHA

- "Tengo 73 años, fui rector de la Universidad Nacional de San Agustín, alcalde provincial de Arequipa y presidente regional de Arequipa, por dos periodos. Mi última gestión terminó en diciembre de 2014. Ahora solo me dedico a mis labores intelectuales".

- "En 2010 conseguí la suspensión del paro y el inicio del diálogo con presencia del entonces premier Javier Velásquez Quesquén, algo que no consiguieron los congresistas ni la Defensoría del Pueblo, que también estuvieron en Islay".

- "En aquella ocasión, las condiciones no estaban dadas para la instalación del proyecto Tía María. Fue por esa razón que el gobierno decidió suspenderlo. Si ahora se requiere concretar este proyecto minero, hace falta mucha paciencia y mucho trabajo".

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