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Sin sorpresas
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Y se dio el debate y difícilmente haya cambiado la opinión de quienes ya tengan decidido su voto. Tal vez Castillo pensó que su opositora no iba a aceptar el reto y pensaba ganar puntos; pero la movida le jugó en contra y la valentía la demostró la Sra. Fujimori cuando, con gracia y sin perder la iniciativa, le dijo que sí a todas las condiciones que fue poniendo.
Del debate quedó claro que populismo y demagogia son herramientas a las que cualquiera que quiere ser elegido debe echar mano. A las personas les gustan las promesas, aunque sepan que serán imposibles de cumplir.
Pedro Castillo plantea volver a un sistema económico de sustitución de importaciones por producción nacional que, desafortunadamente le sigue sonando bien a algunos, especialmente a los que no han pasado o se enriquecieron con él. Cerrar la economía, lo único que generó en Perú fue pobreza para la mayor parte de la población y el beneficio para unos cuantos empresarios que ante la falta de competencia podían cobrar lo que querían a un consumidor desesperado. La apertura de la economía ha permitido al Perú vender a buenos precios lo que hace y comprar más barato lo que no sabe hacer. Vender a mercados de miles de millones y no de unas pocas decenas de ellos. Producir más para dar más empleo. Cerrar mercados encarece productos y cuando no ingresan dólares (no hay exportaciones ni inversión extranjera), ello impide importar insumos para producir bienes. No hay incentivos para ser más eficiente y llegan los precios altos y la escasez. En Perú ya lo vivimos en el gobierno militar y en el primero de García. Y generó pobreza y quizá sea momento de que los mayores lo expliquen a los hijos.
Es cierto que la desigualdad debe disminuir, pero cuidemos la fórmula que escojamos. La desigualdad se debe reducir mejorando la condición de quienes menos tienen, no empeorando la de todos.
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