Sin salida

“Penoso el tramo final de la vida pública de un personaje que llegó a la presidencia (...) encarnando el retorno de los valores democráticos...”.
Sin salida. (Foto: Alonso Chero/ Archivo El Comercio)

Hizo bien el juez de la Corte Federal del Distrito Norte de California, Thomas Hixson, en negarle la solicitud de fianza a Alejandro Toledo, detenido provisionalmente en la cárcel de Santa Rita, en la bahía de San Francisco, Estados Unidos de Norteamérica, país donde vivía cómodamente refugiado, fuera del alcance de las prisiones preventivas del Ministerio Público, aunque no de las investigaciones judiciales y periodísticas.

Con esta decisión se cierra un nuevo capítulo en la biografía del hombre de la chakana, que en el Perú deberá afrontar denuncias de millonarios sobornos que en los últimos meses se han venido documentando a través de testimonios de testigos privilegiados y registros contables entregados por Odebrecht, con los que se ha logrado estructurar una sólida acusación de la que difícilmente se

librará.

Penoso el tramo final de la vida pública de un personaje que llegó a la presidencia encarnando, luego de los oscuros años del fujimorismo, el retorno de los valores democráticos y los sueños de superación personal de miles de peruanos pobres gracias a la educación, cuya etapa universitaria desarrolló justamente en el país que hoy lo confina en una celda de aislamiento. De nada valieron ayer las vitriólicas pataletas que dieron fama a Eliane Karp –cuentan los asistentes que tuvo que ser arrastrada fuera del juzgado, por interrumpir e insultar al magistrado a viva voz, mientras este fundamentaba su sentencia– cuando se desempeñó como primera dama de la Nación, salvo para alimentar, aún más, la cruel caricatura de sí mismos en que han devenido.

Igualmente fiel a su leyenda negra, Alejandro Toledo, antes de ser arrestado para enfrentar el proceso de extradición solicitado por el Estado peruano, protagonizó uno que otro episodio etílico callejero que ameritó, incluso, intervención policial.

Pero, más allá de las anécdotas costumbristas, lo cierto es que la ciudadanía espera con impaciencia el retorno de ambos para que respondan por sus delitos en contra del país que, en un crucial momento de su historia, les depositó toda su confianza.

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