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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Abraham Levy,Opina.21alevy@ambiand.com

Se termina febrero, estamos a menos de cuatro semanas del final del verano y con ello el inicio del decaimiento de la estación de lluvias. Está clara la sequía del 2014. A estas alturas parece difícil una recuperación mayor. El agravante de febrero es el contagio de la deficiencia del norte hacia el resto de la costa.

Figurativamente podemos imaginar que dos torniquetes se han aplicado sobre el cielo de la costa. Uno sobre el norte, que ha producido una de las más pobres temporadas de lluvias en esa zona, y otro sobre Arequipa, que ha secado los ríos desde Ica a Tacna durante las últimas semanas.

Lima, en el medio de ambos torniquetes, ha visto un conducto regular de humedad desde la selva que le ha permitido una casi normal temporada en el Rímac. Con ello las reservas de la ciudad lucen seguras.

Es posible que un pulso de lluvias en marzo se presente en la sierra. Aun no lo vemos en los modelos de predicción, cuyo horizonte de pronóstico es una semana. Pero puede venir. No obstante, habida cuenta de lo acontecido, lo razonable es más de lo mismo.

Está en camino una masa de agua caliente u Onda Kelvin que puede mejorar las cosas para cuando llegue al norte al inicio del otoño. Para el sur, cuyos embalses están a medio llenar, no hay esa opción.

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