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Secuelas de la bomba
La bomba fétida lanzada por el congresista Yehude Simon ha traído como ramificación las conjeturas detrás de la candidatura de la Sra. Heredia a la presidencia en el 2016.
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Juan José Garrido,La opinión del directordirector@peru21.com
Si fuese cierta la referencia del congresista, sostienen, la derivada inmediata es la separación de la pareja presidencial; divorciada del mandatario, doña Nadine no tendría impedimento legal en las próximas elecciones. Al menos, esa es la línea lógica detrás de la bomba.
Antes de entrar al tema, ratificamos nuestro rechazo al comportamiento irresponsable del congresista Simon. Existen familias de por medio, niños que merecen nuestro respeto y terceras personas que están siendo usadas con fines políticos (y en este asunto, con mayor razón puesto que se trata del mandatario y su familia).
Dicho esto, la ansiedad por levantar la noticia traía consigo la anticipada discusión sobre la eventual candidatura; y vaya que llegó con todo. Efectivamente, una eventual separación de la pareja presidencial abriría el espacio para una candidatura legal, pero ello no supone que la candidatura tenga viabilidad real. El electorado peruano no es ajeno a la realidad regional. El caso guatemalteco es un parangón inmediato: el presidente Álvaro Colom se divorció de Sandra Torres, quien poco después intentó postular al primer cargo público. La Corte de Constitucionalidad de Guatemala rechazó, finalmente, la candidatura, argumentando un "fraude de ley". En resumen, no se comieron el cuento.
Pues si en Perú se comiese el cuento nuestro órgano electoral, difícilmente será comestible por el electorado nacional. Las últimas encuestas han demostrado la fina lectura que tiene la población sobre las instituciones, las formas y el poder, y han cuestionado duramente el uso desenfadado de un poder desinstitucionalizado. ¿Qué podría hacerle cambiar de opinión si mañana, por medio de una treta, la candidatura tantas veces negada encontrara súbitamente un camino legal? Por el contrario, la Sra. Heredia sería vista como una persona capaz de llegar a límites impensables por llegar al poder.
La bomba no tiene asidero, y no tiene sentido tampoco. No al menos a este lado del contexto.
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