Es casi un hecho que Donald Trump será el candidato del Partido Republicano para la presidencia de Estados Unidos. ¿Cómo definir a Trump? Es un conservador radical, nacionalista y pragmático.
Además, hablando en jerga sociológica peruana, es una especie de outsider: recién llegado a su partido, tiene un discurso contra las élites políticas, es políticamente incorrecto y el establishment lo ve con incomodidad. Esta última es una clara diferencia con la segura candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton.
Trump es un radical antimigrante. Los mexicanos, primeros en sufrir sus embestidas verbales, son para Donald Trump los responsables de prácticamente todos los males. Tanto así, que los gobernantes y diferentes sectores de la sociedad mexicana han protestado con dureza e indignación.
Simultáneamente, Trump es un defensor ardiente del ámbito nacional de la economía norteamericana, de la defensa de los puestos de trabajo en su territorio (pretende que muchos de estos puestos de trabajo regresen de China) y de su producción. Se ha manifestado en contra del TTP y ve con desconfianza los tratados de libre comercio.
El diario español El País ha recogido las críticas de Trump contra la globalización con dos titulares que traslucen la preocupación de los mercados capitalistas mundiales: "Trump agita el fantasma del proteccionismo" (3.5.2016) y "Trump lleva su populismo a un paso de la Casa Blanca" (5.5.2016).
El candidato no es ajeno al pragmatismo: quiere reducir los gastos militares de Estados Unidos en Europa y Japón, no se hace problemas con que Rusia ataque al ISIS y le sopla a Alemania la responsabilidad de velar por Ucrania, sin por ello dejar de apoyar a su aliado estratégico en el Medio Oriente, Israel.
Hillary Clinton no la tendrá fácil. La crisis golpeó a las clases medias y Trump puede enganchar con sectores críticos a las élites políticas y afectados por la crisis.