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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Europa está siendo presionada por una inmensa ola migratoria. Centenas de miles de personas, procedentes sobre todo de Siria, pero, además, de Kosovo, Afganistán, Eritrea, Serbia, Albania e Iraq buscan salvar sus vidas y las de sus familias. Huyen de la guerra y de la destrucción. Como antes, luego de las guerras mundiales, lo hicieron familias alemanas, italianas o francesas. Como en los años 30 del siglo XX, miles de españoles salieron a causa de la guerra civil. Como en los años 80, en el Perú, durante el "conflicto armado interno", lo hicieron "600,000 personas [que] decidieron abandonar sus lugares de origen […] en el sector rural", según recoge la OIM ("Desplazamientos internos en el Perú", Lima, 2015).

Cuando hay paz, nadie abandona lo suyo arriesgándose a perecer. "Voy a llevarme los cuerpos primero a Suruç [ciudad turca en la frontera con Siria] y luego a Kobane [Siria]. Pasaré el resto de mi vida allí" (El País, 3.9.2015), afirma Abdulá Kurdi, padre de uno de los miles de niños sirios fallecidos, aquel cuya fotografía ayer impactó al mundo. Él busca ahora regresar con sus muertos al lugar donde la guerra aún gobierna, con la esperanza de que su gesto ayude a que "el mundo nos preste atención para que puedan impedir que esto les ocurra a otros" (ídem).

"La guerra es una masacre entre gente que no se conoce para provecho de gente que sí se conoce pero que no se masacra", dijo el poeta francés Paul Valèry. Por eso, no hay que olvidar que, además de los problemas internos de Siria, Iraq o Libia, Estados Unidos e Inglaterra (en Iraq y Siria), Francia (en Libia) y la Unión Europea en general, con su apoyo a las incursiones belicistas, son promotores no solo de la destitución de dictadores sino también de la destrucción de Estados enteros, como en Iraq y Libia, o de sangrientas guerras civiles, como en Siria, que han abonado al crecimiento del temible "Estado Islámico".

Hoy, la Unión Europea está ante el inaplazable desafío de adoptar, como propone Angela Merkel, una sola política migratoria. Es de esperar, también, aunque sea idealmente, que la crisis ayude a que Estados Unidos y la Unión Europea dejen de intervenir militarmente donde no deben.