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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El Callao es, según diversos indicios, el principal puerto peruano de salida de la droga, sobre todo de cocaína. Los principales hallazgos en el extranjero de droga proveniente del Perú tienen como punto de salida este puerto. No es que por otros no se exporte droga en gran cantidad, pero el Callao ha pasado a ser el más importante: 80% de la que sale por vía marítima (El Comercio, 24.5.2015).

Las normas que centralizan el control del movimiento de carga y descarga no han tenido el éxito esperado, y hay resistencia a la asignación de los contenedores por sistema electrónico; esto incluso generó una huelga de estibadores en mayo último (El Comercio, 24.5.2015).

Además, se están "preñando" de droga los contenedores e incluso se habrían perfeccionado tecnologías para hacerlo de variadas formas, como la instalación de falsos techos en los contenedores.

Se está hablando, pues, de un negocio grande y sofisticado que no se reduce a sicariato en las calles del puerto. Es la expresión de un negocio globalizado, manejado por grandes empresarios ilegales que tendrían su centro estratégico en Europa y sus operadores en el Perú.

Hace dos días fue asesinado de 25 balazos Wilbur Castillo Sánchez, quien "denunció, en 2012 una presunta red de chuponeo en la comuna chalaca" (Perú.21, 2.12.2015). Habría, además, la decisión de la mafia de asesinar a Juan Mendoza, titular de la Fiscalía contra el Crimen Organizado del Callao (P21, 3.12.15). E informes del Observatorio de Criminalidad del Callao señalan que en el 2015 "se han cometido cerca de 170 homicidios" (La República 28.11.15).

¿Qué nos dicen estos datos? Que los medios de comunicación y los políticos no deben buscar a los capos y las redes del narcotráfico solo en regiones lejanas o en el Vraem, sino en Lima y, más precisamente, en el Callao; esto es, a la vuelta de la esquina. Si no, el Perú pasará de tener "narcorregiones" –como las define Gustavo Gorriti– a ser un boyante narcoestado.