Exministro de Salud, Jorge López. (Foto: Minsa / Archivo)
Exministro de Salud, Jorge López. (Foto: Minsa / Archivo)

No pasaron ni dos días de haberse conocido el último destape de la saga de actos de corrupción que acompañan a este gobierno (el dueño de la casa de Sarratea construyó en Asia una residencia para Pedro Castillo) para que se presentara de inmediato otro espectáculo similar. Protagonizado esta vez nada menos, oh novedad, por un ministro de Estado. El enésimo funcionario oficialista comprometido en actos dolosos.

Al basto estilo Bruno Pacheco, sorprendido con 20 mil dólares en un baño del despacho presidencial, el ya defenestrado titular de Salud, Jorge López, usaba su oficina para sacar fajos de dinero, dizque suyos. En esta oportunidad, ordenando a empleados de confianza –que no por ser de confianza dejan de ser funcionarios– que los depositaran, desde diferentes agencias bancarias, a la cuenta de su expareja. Un pitufeo en regla, es decir, moviendo montos menores que en total llegaban a casi 100 mil soles.

Luego de ensayar una inverosímil explicación sobre el supuesto origen del dinero, persisten las sospechas de un origen nada santo, por no decir abiertamente ilegal. Tanto así que la Fiscalía abrió ya una investigación, y allanó incluso oficinas. Investigación que esperemos concluya pronto para poder llegar a lo que hay detrás de los negociados de este sujeto, hombre de confianza de Vladimir Cerrón en el Minsa.

A diferencia de otros casos escandalosos como los de Juan Silva y Geiner Alvarado, el presidente Pedro Castillo, mostrando reflejos desconocidos hasta ahora en su mandato, destituyó expeditivamente al ministro cerronista Jorge López. ¿Será porque este no era un miembro activo de su organización criminal –según la tesis de la Fiscalía– o porque está próxima la visita a Lima de la OEA?

Todo indica que la intención política es aparentar, súbitamente, un interés por combatir la corrupción en el Estado, actitud inexistente en el oficialismo durante el casi año y medio que lleva en Palacio.

Sea como fuere, su responsabilidad queda sellada también porque fue él quien designó a López como ministro, a instancias del dueño de Perú Libre. Y para reemplazarlo, seguramente nombrará a otro cerronista carnetizado –se especula que sería el viceministro de Prestaciones– para no dejar de tener la cuota de apoyo de Perú Libre en el Congreso.

Y esa es toda la importancia que el presidente Castillo le da a la salud de los peruanos.

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