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Roberto Lerner: Fe y libertad
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Padres preocupados por el futuro de sus hijos. Lo avizoran como si estuvieran viendo una película. Me siento frente a videntes que acuden a un psicólogo para que desmienta sus profecías o evite que se cumplan.Un papá le ha preguntado a su hija como quién quisiera ser. "Como fulana", su madre biológica — llama mamá a la pareja actual de su progenitor, un logrador consumado—, una mujer poco afortunada, de esas personas que flotan a duras penas. "No tiene casi nada, pero tampoco aspira a mucho", refiere el papá con una mirada que recuerda a los personajes de las tragedias que saben el final de la historia.
Una mamá comenta la irresponsabilidad de su hija, que deja todo a última hora. "Es inteligente, pasa con 15", dice quien fue expulsada de un colegio cuando nada hacía presagiar la estela de éxitos que cosechó luego. No es una historia que ha compartido con su hija. "Estaría alentando su desidia", sentencia. En ambos relatos, los padres están seguros de que la exigencia, la supervisión cercana —como la que ellos tuvieron, contra la que, en realidad, ellos en su momento lucharon— hicieron la diferencia y la harán con sus hijos. A punta de rigor se impedirá la catástrofe que ven venir tan claramente.
¡No! En la segunda situación hubo una madre, la abuela, que creyó en su hija, que le dijo, en medio de las situaciones más complejas, que llegaría lejos. En la primera, un padre, el abuelo, que le dijo a su hijo: "La única manera en que eventualmente seas diferente de tu madre, un personaje más bien negativo, es que tengas la opción de ser como ella". Fe y libertad de asumir un destino son mucho más importantes que la exigencia.
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