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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El comunicado tiene todo lo que esperaríamos de un grupo de ciudadanos indignados por algún tema de trascendencia social. En este caso, se trata de conductas mostradas por menores que, para ser populares, "manyados", se involucran en ellas y provocan rechazo en los que redactan el texto.

Peleas, "mechas", provocadas con el fin de ser grabadas; selfies de chicos y chicas en pleno ritual de iniciación — comer, por ejemplo, excremento — para demostrar que pueden estar en el club de los manyados, entre otros.

La publicación — en las redes sociales, por supuesto — trasunta nostalgia. En realidad, explícitamente se refieren con ese término a los álbumes de figuritas, a consolas de videojuegos, a ciertas diversiones que ahora parecen llevar la marca de simplicidad e inocencia. Y se añaden varios "¿dónde están?, ¿dónde se fueron?, ¿desde cuándo?", propios de las generaciones veteranas hablando de los chicos de hoy.

Lo interesante es que los nostálgicos e indignados no son padres ni abuelos. Son chicos que egresaron del colegio hace muy poco, personas en el umbral de la adultez temprana. Y ya no entienden a los que tienen 5 años menos que ellos. Porque la manifestación pública se refiere a los de 12 y 13.

Conversando con quienes están comenzando la vida universitaria, confirmo esa mirada consternada y desconcertada. Uno me dice: "Son las redes sociales. Yo puedo recordar cuando no existían y nosotros no estábamos tan pendientes de cómo nos veían los demás, quizá porque no eran tantos los que nos veían, como ahora".

Más allá de exageraciones, idealizaciones y demonizaciones, estamos en uno de esos momentos en que basta muy poca diferencia de edad para sentir incomprensión y lejanía con respecto de los que vienen después.

Roberto Lernerhttps://blogs.educared.org/espaciodecrianza/