-Como aclaré hace unos días, el fiscal Roberto Carlos Rojas Matos ya no procesa la denuncia nuclear hecha por el magistrado TC Sardón (9 de enero del 2020) contra los fiscales Vela & Pérez por haber coordinado, junto al IDL de Gorriti, una serie de acciones (interrogatorios repentinos con otra agenda, declaraciones infidentes, adelanto de opinión, entrega de información al IDL, etcétera) para desprestigiarle y eventualmente forzar su salida del TC. Sardón hace mucho tiempo que ha presentado su denuncia, que ha sido tan aguantada que a este paso va a terminar prescrita. El fiscal que ahora ve este caso, desde febrero pasado, se llama Sandro Alex Urquizo Torres y al parecer es hasta aún más lentito que el meditativo Rojas Matos. ¿Será que Urquizo ha adoptado “las tres razones del oidor” como lema vital? ¿O sea “miedo, miedo y miedo” respecto a Vela, Pérez y Gorriti? ¿Por qué no resuelve si el caso no es nada complejo y ya tiene tanto tiempo dando vueltas?

-Gracias al presupuestívoro gurú Tuesta Soldevilla y otros caviares que hicieron una campaña activa para complicar la figura de la revocatoria tras el proceso que sufrió su admirada Susana Villarán, va a ser casi imposible que se vaque a López Aliaga. Antes se necesitan 400 mil firmas en Lima para poner en marcha una revocatoria y esa recolección ya era bastante ardua. La ley se cambió ante la chilla caviar y ahora se exige el 25% de los electores capitalinos, que vendrían a ser como un millón y medio de firmas. Misión casi imposible.

-Estas iniciativas congresales de eliminar los movimientos regionales y de aumentar sustantivamente el número de legisladores es jugar a meter el dedo en el enchufe. Son del tipo de medidas que sí puede mover a las calles. -En el avanzado Uruguay se acaba de rechazar una ley de paridad electoral de género. Aquí el Ejecutivo no debe observar esa cuerda decisión del Congreso de eliminar ese disparate.

PD: ¡Mirko Lauer coincidió ayer conmigo! ¡Admitió que existe “el electarado”! ¡Albricias!