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Robemos Perú, un partido como tú

“Acabo de escuchar el discurso modo Ben Hur al cuadrado de Dina Boluarte. Bueno, por lo visto sigue en la misma línea de “los Rolex”, es decir, ella está convencida que le está hablando a una legión de cojudos”.

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En resumen, queridos compatriotas, votar por mí es votar por la sinceridad. No les prometo nada porque se los quitaré todo. P
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Acabo de escuchar el discurso modo Ben Hur al cuadrado de Dina Boluarte. Bueno, por lo visto sigue en la misma línea de “los Rolex”, es decir, ella está convencida que le está hablando a una legión de cojudos. Y a lo mejor bastante de eso somos, nos encanta que nos doren la píldora, que nos tonteen, que nos den “chocolate” en vez de fútbol. De otra manera no seguiríamos en este tango.

¿Y qué pasaría si de una vez por todas nos sinceramos y aparece por primera vez un candidato que nos diga sus verdaderas intenciones? Un aspirante a presidente que se deje ver tal cual es, a lo mejor gana por sincero, porque por capacidades siempre elegimos fatal.

Con ustedes, el discurso de un delincuente que quiere ser presidente del Perú (o, mejor dicho, las verdaderas intenciones de los políticos peruanos).

Queridos compatriotas:

Hoy me presento ante ustedes con la sinceridad que merecen, franqueza pura y dura, honestidad brutal jamás vista en político alguno. Demás está decirles mis intenciones, no caeré en el cinismo de mis colegas, no me pondré en la piel de un corderito, no me mostraré como lo que no soy porque creo que ha llegado el momento de hablarle al pueblo con la verdad.

Sí, es cierto eso que ustedes piensan y murmuran por calles y plazas, soy un delincuente que aspira llegar al sillón presidencial, y a diferencia de mis contrincantes que también son más raterazos que yo, he tomado la decisión de pintarme de cuerpo entero y darte la opción a que por primera vez elijas a un delincuente franco y transparente en sus propuestas. Ya que cada cinco años escoges peor, al menos en esta oportunidad hazlo conscientemente.

No cabe ninguna duda que la prioridad en mi agenda será la economía. Mi plan es simple y concreto, sin rodeos ni eufemismos: voy a robar todo lo que pueda y más.

Sí, escucharon bien queridos compatriotas, voy a meter uña con todo, desfalcaré las arcas del Estado. Y quiero que sepas que cada centavo de tus impuestos será destinado a mi beneficio personal. Mi entorno político, es decir todos, los que integran la lista del partido que generosamente me ha alquilado su vientre, también gozarán de las reservas del Estado, pues no puedo ser ingrato con quienes me apoyaron en campaña.

¿Te parece un poco grosero que lo manifieste así? ¿A calzón quitado? Pues basta ya de engaños al pueblo peruano. Yo pongo la verdad por delante y esta es mi bandera. ¿Infraestructura? ¿Colegios? ¿Hospitales? ¿Reforma agraria? Los mismos cuentos de siempre, qué sentido tiene gastar en eso cuando puedo tener mansiones, autos de lujo, relojes Rolex, todo para mí.

La salud pública, a propósito de la pandemia, es un tema que ha quedado en evidencia su total abandono. Por ello, diseñaré un minucioso plan para cerrar todos los hospitales, postas y centros de salud pública del país. La razón es muy simple y contundente: voy a reorientar esos fondos para construir un spa para cada uno de los miembros de mi partido y, por qué no, también para cada congresista de cualquier bancada que decida apoyar mi gestión. Y tal como diría mi norteño petizo y no menos ambicioso que yo contrincante: ¡Para qué invertir en médicos y enfermeras si podemos tener masajistas con final feliz y aumentar la felicidad!

Sin embargo, para que no digan que son medidas demasiado radicales, lo que viene funcionando correctamente, de acuerdo al plan establecido, no será cambiado. Y me refiero a la educación. Voy a seguir garantizando que la educación pública y privada siga siendo de las peores del mundo. Continuaremos con nuestro plan maestro de seguir embruteciendo al alumnado peruano.

De ninguna manera pretenderemos subir en las pruebas PISA, todo lo contrario, lucharemos por el honroso último lugar al que aspiramos. Y así, seguiremos ejecutando de manera efectiva lo que brillantemente gobierno a gobierno se ha ido abandonando, porque lo bueno hay que repetirlo. La ignorancia en un país como el nuestro es una bendición, pues nos garantiza más políticos despreciables como yo y como todos los que me han antecedido. Estoy firmemente convencido de que el pensamiento crítico es algo que de ninguna manera podemos inculcar, pues ese sería el fin de los partidos políticos vientres de alquiler en nuestro país.

La seguridad y la corrupción son los temas que más aquejan a nuestros 33 millones de habitantes. Al día de hoy, no hay peruano que no haya sido víctima de un asalto, cogoteo, extorsión, secuestro, estafa, raqueteo, etcétera, víctima de cualquier modalidad. Mi meta, y quiero que escuchen bien, porque en esto seré implacable, no descansaré hasta que uno a uno, cada uno de los peruanos, haya participado de dicha experiencia. Pues no es justo que solo unos cuantos sean protagonistas de estos actos. Yo me encargaré de que cada uno de ustedes sea asaltado. Si antes se usaba a la administración pública para disfrazar las fechorías, quiero que hoy sepas que eso no ocurrirá más. Yo me encargaré, seré vigilante para que el crimen organizado llegue a tu vida. Que cada emprendedor pague cupo, que cada microempresario y persona de a pie se moje con lo suyo. En eso seremos sumamente eficientes.

Pondré también a disposición de toda la ciudadanía cursos y talleres para que todos aprendan a corromperse eficientemente, y así, en algún momento, quien sabe más temprano que nunca, dentro de los próximos 15 años, lograremos que el Perú sea una nación completamente putrefacta.  

Pues, considero que no es justo que solo unos cuantos privilegiados que llegan al poder puedan gozar de nuestros dineros ilícitos. Perfeccionaremos la metodología de esconder dinero en los baños de Palacio de Gobierno. Un país sin corrupción es un país sin alma.

En resumen, queridos compatriotas, votar por mí es votar por la sinceridad. No les prometo nada porque se los quitaré todo. Pero, al menos, sabrán exactamente quien les está robando. Y así pondremos fin a tantos quinquenios de delincuentes encubiertos para dar paso a la verdad, aunque duela.  Elijan la transparencia abierta y descarada. Les garantizo que nunca verán nada igual. 

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