Hace varios días vengo alertando de la situación que se vive en el Corredor Minero y el bloqueo de la carretera en tres provincias de las regiones de Apurímac y Cusco, y que desde el Ejecutivo no responden con medidas concretas.
Y vuelvo a llamar la atención del presidente Castillo, porque varias de las demandas están relacionadas al incumplimiento del Ejecutivo, a pesar de los compromisos asumidos en actas y varias mesas de diálogo.
Lo que sorprende es que han sido los incumplimientos de parte del gobierno central los que han desencadenado esta situación de conflictividad, con medidas de fuerza que ponen en riesgo las operaciones mineras.
En referencia al proyecto minero Las Bambas, ayer se ha liberado el acceso al campamento minero, tanto en la zona de Manantiales como en la comunidad de Quehuira, con intervención policial, lo que ha generado algunos conatos de agresión.
Por el momento, esto ha permitido que cientos de camiones que proveen a Las Bambas hayan podido descargar material, provisiones y hasta combustible, retomando la actividad de la minera en su zona de influencia directa. La ciudad de Chalhuahuacho ha podido retomar sus actividades económicas, pero es una tensa calma, porque finalmente dieron una tregua que no es una solución duradera.
Por el lado de Cusco, en Chumbivilcas continúa el bloqueo de la carretera en el tramo de las comunidades de Tuntuma y Collana. El reclamo a Las Bambas es por mayores compromisos. En Espinar, en el ámbito de la minera Antapaccay, anuncian la asignación del segundo bono, pero por 800 soles. Las comunidades no están de acuerdo, así que continúan las escaramuzas.
Mientras tanto, ayer se inició una huelga generalizada de los transportistas y agricultores en Apurímac y Cusco. Se bloqueó la vía Interoceánica, perjudicando a transportistas y pasajeros. Se ve un escenario sombrío para el gobierno, porque el cuestionamiento es a su gestión.