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(Opinión) Richard Arce: ¿El nuevo colaborador eficaz?
Las acciones de Geiner Alvarado después de su censura en el Congreso son muestras evidentes de un comportamiento díscolo frente a las investigaciones fiscales porque, al igual que Juan Silva, pretende pasar al anonimato y quién sabe si también a la clandestinidad.
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Las acciones de Geiner Alvarado después de su censura en el Congreso son muestras evidentes de un comportamiento díscolo frente a las investigaciones fiscales porque, al igual que Juan Silva, pretende pasar al anonimato y quién sabe si también a la clandestinidad.
El hecho evidente es la solicitud de Alvarado, a título personal, para retirar la custodia que tiene con personal de la Policía, adscrito a la división de seguridad del Estado, que se encarga de salvaguardar su integridad, como exministro de Estado.
Recuerden que, una vez defenestrado del MTC, retornó a Chiclayo inmediatamente, a sabiendas de que tiene el proceso fiscal en Lima, pero sospechosamente requirió a la Policía que le retiren la seguridad, aunque después se retractó; seguro sus abogados le habrán notificado del riesgo procesal al que se estaría exponiendo.
En actitud de rebeldía, después de la censura que se formalizó el viernes pasado en el Congreso, él quiso sorprender a la opinión pública al día siguiente presentando su renuncia irrevocable al cargo de ministro. Esto es una medida descontextualizada, pero que sigue la línea con la acción de amparo que había presentado días previos a la censura.
Parece que Alvarado está mal asesorado porque lo están exponiendo a un pedido de prisión preventiva, que sería efectiva con toda la evidencia de las pruebas que lo incriminan, pero, sobre todo, por el riesgo de fuga, porque está siguiendo el mismo modus operandi del otro delincuente, su antecesor Juan Silva, que esta prófugo de la justicia.
Se sospecha que a Alvarado lo blindan desde Palacio. Por eso fue inamovible de ministro a pesar de las serias acusaciones de corrupción, porque saben que es mejor tenerlo del lado del mal, para que no se acoja a la confesión sincera o de colaborador eficaz porque sabe mucho y puede incriminar directamente al presidente.
Por tanto, para el gobierno, es una pieza de supervivencia y deben tener miedo a que empiece a colaborar con la justicia.
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