(Fotos:  Perú Libre / GEC)
(Fotos: Perú Libre / GEC)

En los últimos días han surgido voces provenientes de distintos sectores del espectro político para hacer notar algunas ausencias notorias en el texto de la Proclama Ciudadana que firmaron los candidatos a la segunda vuelta, Keiko Fujimori y Pedro Castillo. El documento, como se sabe, compromete a ambos contendores a respetar una serie de principios que garantizan el fortalecimiento de la democracia en el Perú.

Esta proclama fue redactada e impulsada por representantes de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, Transparencia Perú, la Unión de Iglesias Cristianas Evangélicas del Perú y la Conferencia Episcopal, es decir, un grupo diverso de instituciones representativas de la sociedad civil

Si bien no se puede contentar a todas las ideologías y tendencias políticas, ya que se trataba de un documento básico y consensuado, sí resulta atendible uno de los vacíos más señalados. A saber, que los dos firmantes se comprometan a respetar los resultados electorales del 6 de junio, algo esencial dado el clima de polarización que existe actualmente en el país.

Recordemos los recientes y deplorables llamamientos públicos y amenazas proferidas por el excandidato Rafael López Aliaga, pidiendo la muerte de Pedro Castillo.

También preocupan las absurdas acusaciones de fraude que los seguidores de Perú Libre han comenzado a gritar en sus mítines durante la última semana, sin mostrar pruebas de que alguna trampa electoral pudiera producirse. Ello sumado, por supuesto, a un hecho cobarde y vergonzoso como fue la piedra lanzada en contra de Keiko Fujimori durante uno de sus discursos en Áncash.

El respeto a los resultados electorales del 6 de junio también implica, como es obvio, atenerse a las reglas de juego de la democracia, incluso durante la campaña, evitando promover actos de violencia que manchen unos comicios que deben ser ejemplares, nos guste o no el resultado final.