LIMA, 02 DE JUNIO DE 2020

BANDA ROBA A COMERCIANTE EN EL MERCADO "EL CHASQUI" DE SAN MARTÍN DE PORRES.

FOTOS: GONZALO CÓRDOVA / GEC
LIMA, 02 DE JUNIO DE 2020 BANDA ROBA A COMERCIANTE EN EL MERCADO "EL CHASQUI" DE SAN MARTÍN DE PORRES. FOTOS: GONZALO CÓRDOVA / GEC

Un café con actividades culturales fue un proyecto postergado mucho tiempo. Finalmente, el año pasado en noviembre (casi con el virus) abrimos Café Susel, con café de zonas recuperadas del narcotráfico y un programa de presentaciones, de libros, exposiciones, conferencias y debates. Un lugar con tazas grandes para que te quedes a conversar y pases un buen rato hablando con vecinos y amigos.

Todo iba muy bien hasta que ¡PUM!, la pandemia del COVID-19 nos encerró y paró nuestras actividades.

Como todas las pequeñas empresas, hemos remado contra la corriente del río. Han pasado más de 80 días parados y, para cruzar este desierto, hemos tenido que reinventarnos como millones de micro y pequeñas empresas. Ahora seremos minimarket sin perder la esencia de ofrecer productos orgánicos y de zonas recuperadas a la violencia.

Lo que sí sentimos nosotras como emprendedoras es que la reactivación se ha hecho pensando en la economía y no en las personas, se ha pensado más en las empresas grandes que sí califican a los préstamos, restaurantes que pueden pagar un protocolo muy caro, pero no se ha pensado en los millones de empleos que generan las micro y pequeñas empresas.

Los pequeños, como un café o restaurante de menú, hemos sido abandonados a nuestra suerte y capacidad de renacer.

Por ello, millones de peruanos desobedecen la cuarentena y salen a vender para comer ese día, como los ambulantes “retornantes” que una vez con esfuerzo pasaron de la carretilla al local y que hoy han tenido que volver a las calles.

Empatía con los pequeños emprendimientos, eso exigimos.