notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Guido Lombardi,Opina.21Las condiciones de hacinamiento de los casi 70 mil presos, en cárceles previstas para albergar a no más de 31 mil, hacen imposible cualquier intento de impartir educación o permitir algún tipo de trabajo para los detenidos.

La sobrepoblación llega a 351% en la cárcel del Callao y supera el 185% en la de Lurigancho. Y cada mes se suman aproximadamente mil reclusos a los ya existentes. Quizá eso explique la reciente propuesta del expresidente Alan García para aplicar la pena de muerte a los delitos más graves. Si los indultos no fueron suficientes –parece decirnos– dediquémonos ahora a fusilar.

Eso tiene que ver evidentemente con un incremento de la criminalidad, pero también con políticas penales incoherentes, formuladas de acuerdo a la coyuntura y siguiendo los gustos de la mayoría. Se han establecido nuevos tipos de penales y se han reducido los beneficios penitenciarios de manera que cada vez hay más condenados que tienen que cumplir su condena completa. No obstante, la cifra de procesados sin condena que permanecen encarcelados es superior al 55% del total.

Haría falta un espacio largamente superior al de esta columna para señalar a los culpables de esta situación, pero resulta evidente que el Poder Judicial es el responsable mayor.

No se queda a la saga el Ministerio de Justicia, que ha sido incapaz de planificar, de manera adecuada, la construcción de penales. No satisfechos con la inacción, ahora se proponen construir un penal para 3 mil reclusos en la reserva arqueológica de Chankillo (Casma), lugar donde se encuentra el observatorio astronómico más antiguo de América. Gracias, doctor Figallo.