Q.E.P.D AFP

Murió el sistema privado de pensiones, también conocido como AFP. A partir de ahora, lo que existe es un sistema compulsivo de ahorro hasta los 65 años. Adiós a la pensión fruto del trabajo y ahorro individual.

Imagino que estarán contentos los populistas, los estatistas y los pocos que, al retirar sus fondos, logren hacerse de un chorro inesperado de ahorros. Si tuviera 65, los pediría mañana. Pero el resto de peruanos deberíamos estar preocupados: las AFP mitigaban las necesidades de cumplir con cerca del 20% de la PEA (el resto o no tiene pensiones o recibe del sistema público quebrado –ONP– o una dádiva vía Pensión 65).

Si de responsabilidades se trata, las mismas se encuentran en las AFP. El populismo de Yohny Lescano no hubiese calado si el sistema hubiese hecho las correcciones a tiempo. Y no digan que no se les advirtió: era un sistema impopular, demasiado técnico y complejo para el ciudadano común, y encima una piscina inagotable de recursos para pocos. El bocado perfecto para el populismo en un país como el nuestro (es un milagro que no le hayan metido mano antes, como ocurrió en Argentina).

La impopularidad del sistema requería propuestas audaces por parte de las AFP. Pero prefirieron mirar a otro lado, esperando que los populistas se distraigan, que los medios y analistas los defiendan, y que algún gobierno consolide los candados institucionales. Ahora, a llorar al río.

La primera ola de afiliados que exija sus ahorros planteará la primera consecuencia no intencionada de la medida: caerán los precios de las acciones y demás instrumentos de inversión y, con ello, los fondos, lo cual incentivará a las nuevas olas a vender, y así sucesivamente. ¿Y de ahí? Pues, lo dicho, morirá el sistema y se convertirán en el tiempo en cuentas de ahorro en la banca tradicional. ¿Y las pensiones? Pues al sistema antiguo: los que puedan, bailarán con su pañuelo, otros sangrarán a la ONP (quebrada) y otros a Pensión 65. La tozudez del sistema la pagaremos los afiliados.