[Opinión] Richard Arce: “Desde el corazón de la conflictividad”. (Foto: Twitter)
[Opinión] Richard Arce: “Desde el corazón de la conflictividad”. (Foto: Twitter)

Estar en la zona de mayor conflictividad me ha permitido entender mejor la problemática subyacente y, sobre todo, la lógica de esta crisis política que nos ha llevado a un espiral de violencia y que al parecer no tiene salida.

Estuve desde la última semana de diciembre hasta ayer en regiones como Cusco y Apurímac, inclusive participé en varios medios radiales –por cierto, la radio es el principal medio de comunicación– que posicionan las corrientes de opinión.

Cada radio local juega su propio partido y saca ventaja de esta situación de conflictividad, pero se ve muy poca objetividad y, sobre todo, la responsabilidad necesaria que debe tener todo medio cuando el clima social está caldeado.

Me gané titulares y hasta insultos de todo calibre por tratar de expresar mi opinión sobre esta crisis; esto era evidente en una sociedad polarizada y exacerbada, pero considero que cumplí con zanjar mi posición, a pesar de que quisieron distorsionarla y hasta pretendieron difamarme.

Por cierto, me tomó casi tres días llegar a Lima, después de sortear mil y una peripecias y también constatar dramas sociales de los viajeros, que no entienden qué está sucediendo en el país que se ensaña con ellos y les genera cuantiosas pérdidas.

Definitivamente hay una narrativa que se ha construido adrede para incentivar las acciones violentas, aprovechándose de justas reivindicaciones que son hasta históricas, que generan profundas brechas de desigualdad.

Es una barrera infranqueable tratar de contradecir los “dichos populares” en los que se han convertido la narrativa distorsionada que manejan los que protestan, al extremo que está prohibido contradecir.

Definitivamente se han organizado para propiciar este escenario de violencia, por eso ahora lideran en varias ciudades dirigentes de Perú Libre y personajes que antes ostentaban cargos públicos en el gobierno de Castillo.

Reitero, no fue casual el discurso de odio de Aníbal Torres y su metáfora de ríos de sangre que hoy nos enrostra con la cantidad de muertos y que hace tambalear nuestro sistema democrático.