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Zombis financieros

“Desde el fin de la crisis financiera hasta hoy, el porcentaje de zombis en los EE.UU. se ha duplicado del 5% al 10% del total de las empresas que cotizan y más por venir a medida que suben las tasas”.

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La palabra zombi, que proviene del vudú haitiano, se utiliza para referirse a muertos que devienen en andantes por fuerza de magia, pero los zombis no se circunscriben al cine de terror, sino que el término migró a la finanzas en los noventa con la crisis financiera que vivió Japón al pincharse la burbuja de la bolsa y los bienes raíces. A medida que la economía se estancaba, muchas grandes empresas eran incapaces de hacer frente a sus deudas –incluso al interés–, pero los bancos, auspiciados por el gobierno, optaron por mantenerlas en libros en lugar de forzar su quiebra, con lo que las empresas seguían operando en tanto que los bancos acreedores entraban al juego de capitalizar sus vencimientos impagos. De tal manera que la sociedad en su conjunto dedicaba buena parte del ahorro nacional al destino improductivo de perpetuar la existencia de empresas zombis, en lugar de financiar a empresas productivas. Bancos zombis manteniendo a empresas zombis. El término volvió a ganar popularidad en los EE.UU. y Europa después de la crisis financiera de 2008 y en China en 2016 con el exceso de capacidad de la industria pesada.
El Banco Internacional de Pagos o BIS (que es el banquero de los bancos centrales) define como zombis a las empresas cuya utilidad-pre –antes del pago de intereses e impuestos– es insuficiente para sufragar los intereses. El FMI, más exigente, hace extensiva la categoría a las empresas cuya utilidad-pre es inferior al doble de los intereses, sobre la base de que, con la racha de la tasa de interés al alza, muchas empresas que hoy pueden pagar no podrán hacerlo mañana.
El caso es que, desde el fin de la crisis financiera hasta hoy y según el BIS, el porcentaje de zombis en los EE.UU. se ha duplicado del 5% al 10% del total de las empresas que cotizan y más por venir a medida que suben las tasas. El porcentaje es similar en Europa y mayor en China. Los números crecen si uno aplica la métrica más exigente del FMI.
El crecimiento de la población de zombis financieros es otro de los legados nefastos del torrencial de dinero con que los principales bancos centrales han chorreado a los mercados de capital –unos 15 billones de dólares o 20% del PBI mundial entre 2007 y 2017– dando carta de naturaleza a la absurda idea de que los tiempos del dinero gratis llegaban para quedarse. Se preocuparon solo del riesgo de deflación y dejaron de lado la escalada de riesgos financieros que, a la última, nos pueden llevar a una situación peor que la de 2008.
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