Esta vez no va a ser diferente…

“La economía mundial está asentada en dos pilares artificiales e insostenibles, que son las gigantes emisiones de dinero, en que nos embarcaron los bancos centrales desde 2008”.
Economistas dijeron que devaluación busca apuntalar la competitividad de la segunda mayor economía mundial. (AFP)

El viernes, el índice S&P500 cerró con una cotización de 2,875, excediendo por vez primera –aunque solo por dos puntos– la cota de 2,873 que alcanzó el 26 de enero. Por aquel entonces, creí que el mercado alcista había concluido y que la corrección posterior era el principio del final; no ha sido así, me equivoqué.

Como me recordó puntualmente esta semana mi amigo Felipe Morris, el mercado bursátil alcista (“bull market”) actual –que comenzó en marzo de 2009– empata ya, en meses de duración, con el –hasta ahora– más duradero de la historia, que abarcó desde octubre de 1990 a marzo de 2000: 113 meses. Sigo creyendo, no obstante, que al ‘bull’ le queda poca vida; también lo cree Morris, finalmente, que es un ‘alcista’ consumado.

Es más, creo que tanto la bolsa alcista como la recuperación económica actuales son espurias y que la eventual corrección bursátil, así como la próxima recesión, van a ser brutales. Mi consejo para los ahorradores es que no se dejen embaucar por los cantos de sirena de ciertos titulares de prensa sobre la supuesta buena salud de la economía mundial, cuyo único nubarrón, según estos, sería la guerra comercial ‘trumpiana’, la cual, si se resolviera, garantizaría viento en popa para economía y bolsa. No comparto este reduccionismo. El proteccionismo, sin duda, agrava las cosas, y mucho, pero se podría resolver inmediatamente si hubiera voluntad de las partes; hoy otros dos problemas cuya resolución no es de acto de voluntad, sino que requiere de tiempo y sacrificios.

La economía mundial está asentada en dos pilares artificiales e insostenibles, que son las gigantes emisiones de dinero, en que nos embarcaron los bancos centrales desde 2008; y el –estrechamente relacionado– deterioro ulterior de los excesivos niveles de endeudamiento que nos llevaron a la crisis de 2008. Veamos las cifras. En 2008, la emisión de dinero –medida como el pasivo total– de los cuatro mayores bancos centrales (EE.UU., UE, China y Japón) registró un nivel de unos 6 billones de dólares en tanto que hoy dicha variable asciende a 20 billones; es decir, un crecimiento de más del 200% en una década.

La inflación, hasta ahora, no ha incidido en los precios de bienes y servicios, sino en los de activos: los precios de acciones, bonos, bienes raíces, etc., han trepado a más del doble de sus niveles sostenibles a mediano plazo. La deuda global, a su vez, ha aumentado de 276% del PBI mundial en 2007 a 327% hoy.

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