/getHTML/media/1239666
Eduardo Pérez Rocha: "Que la Policía diga la verdad, Vladimir Cerrón se fue del país"
/getHTML/media/1239537
José Baella sobre caso Vladimir Cerrón: "Se debería investigar la contradicción de la Policía"
/getHTML/media/1239536
Fuad Khoury: "No es el momento para invertir en aviones de guerra"
/getHTML/media/1239269
Impulsared: el programa que promueve el desarrollo a través del emprendimiento
/getHTML/media/1239371
Romy Chang sobre 'Chibolín': "La caución asegura la permanencia de Elizabeth Peralta"
/getHTML/media/1239361
José Carlos Mejía, abogado de agente 'Culebra' habla sobre supuesto atentado: "Han sido dos extraños incidentes"
/getHTML/media/1239253
Dina Boluarte endeudará al Perú por S/ 7,500 millones para comprar 12 aviones de combate
/getHTML/media/1239252
Adrián Simons: "Tipificar terrorismo urbano no soluciona nada"
/getHTML/media/1239251
Todo lo que debes saber sobre el sorteo 'Escapada de Primavera'
/getHTML/media/1239126
Gobierno de Dina Boluarte sin rumbo ante criminalidad | La Voz del 21
/getHTML/media/1239123
Víctor García Toma: "El JNE debió anular la inscripción de A.N.T.A.U.R.O"
/getHTML/media/1239120
Mariano González: "Este gobierno-Dina Boluarte- representa más al crimen que a los peruanos"
/getHTML/media/1239127
Malena Morales de Alicorp y su compromiso con los emprendedores peruanos en Marcas y Mercados
/getHTML/media/1238304
Los mejores libros del siglo XXI según The New York Times | Biblioteca de Fuego
/getHTML/media/1238207
118 mujeres han sido víctimas de feminicidio en lo que va de 2024
PUBLICIDAD

Economistas con chispa (Segunda parte)

“La joint-venture fue posible porque el EBRD –el banco de desarrollo en el que yo trabajaba– entró también como accionista en la operación”.

Imagen
Fecha Actualización
Allá por el 2001, la General Motors y la rusa AvtoVAZ llegaron a un acuerdo para invertir en una planta automotriz en Rusia para producir coches Chevrolet. La joint-venture fue posible porque el EBRD –el banco de desarrollo en el que yo trabajaba– entró también como accionista en la operación; con la incorporación del EBRD –cuyos propietarios, como los del BID, son países soberanos–, GM sentía que limitaba el riesgo político. Después de una reunión con ejecutivos de ambas empresas, el presidente del EBRD me encargó que analizara la estructura del sector automotor ruso y la comparara con el español veinte años atrás, ya que, en la reunión, un ejecutivo de GM había comentado que la idea era replicar la experiencia de éxito de GM en España cuando, en 1982, comenzó a fabricar modelos Opel en Zaragoza.
Pronto nos dimos cuenta de que el reto de GM en Rusia iba a ser bastante mayor. Me ahorro los detalles, mi intención hoy es escribir una columna “light” con el pretexto del tema. AvtoVAZ se fundó en 1966, en coinversión con Fiat, para producir un coche sencillo de consumo masivo que era una adaptación a Rusia del utilitario Fiat124. Así nació el celebre Lada. La planta se ubicó en una nueva ciudad de Samara, a 800 km de Moscú, a la que se bautizó como Togliatti en honor al fundador del Partido Comunista Italiano.
Un técnico de GM me contó que uno de los problemas serios era el control de calidad y lo ilustró así. Resulta que invitaron a una delegación de AvtoVAZ a visitar la planta de Detroit. Acabado el recorrido, llegan al recinto donde están estacionados los coches recién producidos. Un ruso pregunta por qué hay un gato en el asiento trasero de cada coche; le explican que es por control de calidad: si las juntas de puertas y ventanas dejan el interior perfectamente estanco, al día siguiente el gato amanece ahogado. Meses después, viajan los de GM a Togliatti para evaluar los avances. Al ver el gato, uno de GM comenta satisfecho “nuestro control de calidad”, a lo que un ruso replica que sí, pero adaptado a las condiciones locales: “Si el gato no se ha podido escapar, el coche pasa la prueba”.
Fue Brezhnev quien empujó la joint-venture con Fiat; era un fanático del automóvil, una vez le dijo a un periodista que “al volante se sentía en control total”, a diferencia de su predecesor Kruschev, para quien el coche era un lujo burgués innecesario, dicen que lo definió como “un sofá maloliente sobre ruedas”. De los años de Brezhnev ahí va este otro chiste. Como los rusos no respetaban los límites de velocidad, se promulgó la norma de encarcelar a los infractores. Resulta que el Gobierno francés regala un Maserati a Brezhnev, quien para probarlo pide que lo lleven a su Dacha para de ahí conducirlo al Kremlin; le dice al chofer que se siente atrás y sale al volante a toda velocidad. La policía los detiene y uno de los dos agentes se acerca con las esposas para encarcelar al conductor, pero desiste regresando cabizbajo al coche patrulla; cuando su compañero le increpa, se defiende argumentando que el coche pertenece a alguien muy importante. “¿Como quién?”, contesta el otro. A lo que responde: “No le vi, pero figúrate su chofer es Brezhnev”. Felices Fiestas Patrias.
TAGS RELACIONADOS
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD