Promover el trabajo, ¿políticamente Incorrecto?

Gamarra: En el emporio campean prostitución, extorsiones y la informalidad. (GeraldoCaso/Perú21)

POR: ANDRÉS BALTA

¿Podría ser una oportunidad para los discapacitados trabajar desde su casa? ¿Sería una ventaja que las mujeres lo hagan desde el hogar? ¿Sería beneficioso para los jóvenes hacerlo desde la casa de sus padres? Claro que sí, siempre que las normas dejen de proteger a la cúpula que excluye a cientos de miles de personas para que todos disfrutemos de un solo régimen laboral flexible e inclusivo de la enorme mayoría de peruanos sin trabajo.

Un trabajo a distancia es aún más difícil de lograr. Requiere, más que ningún otro, de flexibilidad y confianza en el empleador y el postulante. Nada de esto puede darse en el Perú. La flexibilidad y la confianza están negadas y son “políticamente incorrectas”.

En lo aplicable al teletrabajo, “la mejor ley es la ley que no ha sido aprobada”. En el Perú de hoy, intoxicado de hipocresía, la mejor ley es la que deroga leyes.

Ninguna de las normas del teletrabajo lo incentiva. Todo lo contrario, es el dique haciéndose cada vez más impenetrable para madres, discapacitados, jóvenes y quienes no tienen trabajo. Es una deslealtad que dice “hoy no promuevo trabajo, mañana sí”.

Un ejemplo de protección hipócrita es que los “equipos y herramientas de comunicación y tecnología” los asume el empleador, cuando un postulante puede tener Internet familiar, ilimitado y pagado. Hay sumas que restan. Una cosa así debe dejarse a la libre contratación, la honestidad e integridad indesligables para el teletrabajo.

Qué miserable se ve todo esto cuando el INEI informa que el promedio de empleos generados de 2002 a 2006 fue el bajísimo número de 364,159 y que este mismo dato baja a 153,316 en el lustro 2012-2016.

Remuevan el dique que protege a la cúpula y verán fluir el trabajo y energía de todos.

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