/getHTML/media/1239666
Eduardo Pérez Rocha: "Que la Policía diga la verdad, Vladimir Cerrón se fue del país"
/getHTML/media/1239537
José Baella sobre caso Vladimir Cerrón: "Se debería investigar la contradicción de la Policía"
/getHTML/media/1239536
Fuad Khoury: "No es el momento para invertir en aviones de guerra"
/getHTML/media/1239269
Impulsared: el programa que promueve el desarrollo a través del emprendimiento
/getHTML/media/1239371
Romy Chang sobre 'Chibolín': "La caución asegura la permanencia de Elizabeth Peralta"
/getHTML/media/1239361
José Carlos Mejía, abogado de agente 'Culebra' habla sobre supuesto atentado: "Han sido dos extraños incidentes"
/getHTML/media/1239253
Dina Boluarte endeudará al Perú por S/ 7,500 millones para comprar 12 aviones de combate
/getHTML/media/1239252
Adrián Simons: "Tipificar terrorismo urbano no soluciona nada"
/getHTML/media/1239251
Todo lo que debes saber sobre el sorteo 'Escapada de Primavera'
/getHTML/media/1239126
Gobierno de Dina Boluarte sin rumbo ante criminalidad | La Voz del 21
/getHTML/media/1239123
Víctor García Toma: "El JNE debió anular la inscripción de A.N.T.A.U.R.O"
/getHTML/media/1239120
Mariano González: "Este gobierno-Dina Boluarte- representa más al crimen que a los peruanos"
/getHTML/media/1239127
Malena Morales de Alicorp y su compromiso con los emprendedores peruanos en Marcas y Mercados
/getHTML/media/1238304
Los mejores libros del siglo XXI según The New York Times | Biblioteca de Fuego
/getHTML/media/1238207
118 mujeres han sido víctimas de feminicidio en lo que va de 2024
PUBLICIDAD

El primer mundo y la globalización

Imagen
Fecha Actualización
Qué duda cabe que la globalización ha sido el fenómeno económico y cultural más destellante de los últimos tiempos: ha regado de prosperidad a países sumidos en la pobreza, provisto de trabajo a millones, transformado el estancamiento en crecimiento y ofrecido una vía de desarrollo a naciones enteras.
Las últimas tres décadas han servido para hilvanar una red de conexiones económicas que ha rediseñado la manera en que se intercambian y manufacturan bienes y servicios, a través de la confección de las cadenas globales de valor, tratados de libre comercio y bloques económicos como la Unión Europea que permite el libre tránsito de bienes y personas, cúspide de la globalización. 
Los países desarrollados impulsaron el proyecto de la globalización como una empresa donde todos los participantes se beneficiarían. La reluctancia en un principio de los países del tercer mundo se vio disipada—en mayor parte— cuando las mieles de este proceso endulzaron sus proyecciones de crecimiento y bonanza.
Donde antes fabricar un televisor en los Estados Unidos comprometía un mayor presupuesto, derivado de una mano de obra y de suministros más caros, ahora externalizar el ensamblaje a países asiáticos donde los costes de explotación son considerablemente más reducidos, le viene mejor tanto para el productor como al consumidor, ya que el producto se hace más asequible.
No obstante, algunos críticos que advertían de las potenciales consecuencias negativas de la globalización en países del primer mundo, parecen haber estado en lo correcto. ¿De qué le sirve a un trabajador norteamericano un producto más barato proveniente de Taiwán, si su sueldo se ve esquilado—debido a la externalización de su trabajo—, en una proporción mayor a la reducción del precio del bien?
En este siglo la clase media norteamericana ha dejado de ser la mayoría, relegando su puesto al estrato más pobre, debido en parte al cambio radical en el tejido industrial y aunque el término desigualdad no es sinónimo de pobreza, la diferencia cada vez más abismal entre los ingresos de los más ricos y los más pobres, sí debería preocuparles. Como bien sabemos los peruanos, aquello genera rémoras al crecimiento y al desarrollo, además de anquilosar los engranajes de la economía.
Puede que la globalización ofrezca una explicación a la elección de Trump y del Brexit. Tres Estados que componen el llamado Rust Belt, localizado al noreste de EE.UU., otrora conocido por ser la fragua del país, donde se asentaban las industrias pesadas y del acero, votaron por Trump principalmente por la destrucción del trabajo obrero (Blue-Collar) que ha sido transferido a ultramar donde los sueldos son más bajos.
El Brexit, bien se podría reducir a una cuestión: la inmigración sin asimilación. Los humanos no respondemos bien al cambio, especialmente cuando es repentino. En algunos poblados del Reino Unido, en cuestión de quince años, la población se ha duplicado, siendo la mitad inmigrantes. Aquel influjo deprecia los sueldos de la zona y rediseña el concepto de país, cultivando la xenofobia y haciendo creer que los tiempos pasados fueron mejores (Make America Great Again y Take Back Control).
Durante un tiempo, que el trabajador promedio europeo o norteamericano perdiera su trabajo ante un chino o indio al otro lado del planeta, poco afectaba sus proyecciones laborales, pues eran absorbidos inmediatamente por las nuevas industrias del impulso globalizador. Sin embargo, la implementación cada vez más agresiva de tecnología en las industrias, de la inteligencia artificial en los servicios y la inyección de mano de obra barata como resultado de la inmigración, componen un cóctel de saturación social alarmante y parece que cada vez será peor.
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD