Nuestro país se encuentra en el fondo de un abismo. En todos los indicadores de democracia, institucionalidad, derechos y libertades hemos retrocedido gravemente. Vivimos en medio de una oscuridad mediocre, populista, criminal y con tendencia autoritaria. Estamos empantanados en problemas cotidianos, con reacciones tardías y sin impacto de parte de nuestras autoridades. Aún enfrascados en muchos pleitos infantiles y polarizaciones infructuosas.
Desde la Asociación Civil Transparencia, nos preguntamos: ¿qué podemos hacer hoy, los remanentes de la institucionalidad y democracia peruana, juntos, para cambiar la trayectoria del país? Una de las respuestas fue el conducir un proceso para elaborar un plan nacional por la democracia conciliando voces ciudadanas y actores políticos y civiles de todas las tendencias y territorios. Con el objetivo de esbozar una visión a 2050, un plan a 10 años y unos consensos mínimos a 2026 hemos entrevistado a dirigentes de 20 partidos políticos y a 50 líderes diversos, hemos analizado una encuesta sobre democracia en 16 regiones y hemos conversado con dirigentes y jóvenes en muchos espacios y regiones. Les hemos preguntado cómo está la democracia, cómo se explica su estado actual y qué podemos hacer a futuro. Hay al menos 6 causas estructurales que explican nuestro deterioro democrático:
1. Corrupción sistemática en todos los estamentos estatales con penetración de economías ilegales.
2. Excesiva cantidad de partidos, poco representativos con poca formación bajo la existencia de un sistema de primacía del interés particular.
3. Desbalance de poderes, sin contrapesos, con interferencia de la autonomía institucional por fragilidad del Estado de derecho.
4. Sociedad civil frustrada, atomizada y poco participada con escasos espacios de encuentro y cierta radicalización de discursos.
5. Ineficiencia del Estado para cerrar brechas sociales, sin garantizar justicia ni derechos civiles, con deterioro del servicio público.
6. Escasa formación en civismo, con desincentivos crecientes de participar en la política y lo público.
El viernes pasado, se inició la etapa final de consenso por un grupo diverso de 50 peruanos menores de 45 años, entre líderes civiles, eclesiásticos, empresariales, indígenas, políticos y sindicales para entre ellos consensuar un primer esbozo del plan. Fue fascinante ver la profunda pluralidad de pensares a la vez de la tremenda disposición a la unidad y consenso. Un refugio para estos tiempos. Se juntan en noviembre en Ayacucho para culminar la primera propuesta que simbólicamente presentarán en la Pampa de la Quinua. Como hace 200 años, esperemos que tengamos una victoria impensada.