Piqué. (Foto: AFP)
Piqué. (Foto: AFP)

Al futbolista Gerard Piqué le pagan bastante bien por patear el balón y defender la valla del equipo FC Barcelona y meter, de vez en cuando, algún gol tanto para su club como para la selección española y ciertamente no para expresar opiniones políticas.

Piqué, quien se ha caracterizado por promover la rivalidad de los clásicos entre el Barza y el Real Madrid por la red social, no es el catalán más querido por muchos españoles, y menos desde que se identificó con la causa nacionalista de su región. Mientras la selección de España se concentraba para sus últimos partidos clasificatorios del Mundial, furiosos fanáticos exigieron su expulsión del equipo nacional porque el jugador apoyó el referéndum catalán y expuso, por la red social, una foto que se tomó mientras votaba ese día. Piqué contó con el apoyo de todos sus compañeros de equipo y luego dio una rueda de prensa en la que explicó su postura, como diría Aristóteles el filósofo, como el “animal político” que todo ser humano es. Entonces, reflexionó sobre la globalización y el nacionalismo:
“Los jugadores somos figuras globales y no puedo decantarme por un lado o por otro porque perdería a la mitad de mis seguidores. La gente antepone la política a todo lo demás. Lo que sí te puedo decir es que mis hijos son colombianos, libaneses, catalanes y españoles. Lo de los países hoy en día es lo de menos. Está todo tan conectado que... lo que es evidente es que hay un problema político en España que va a más y que o se encuentra una solución, que es el diálogo, o esto va a ir a más y las consecuencias no las sabe nadie”.

En fin, con un gol todos se olvidarán del “pecado” de Piqué porque, como dijo su compatriota el escritor Javier Marías, el fútbol es “la recuperación semanal de la infancia”.

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