[Opinión] César Luna Victoria: Peruanizando a los británicos
Entre setiembre y octubre, los británicos lloraron dos veces por Isabel. Una por la muerte de su reina Elizabeth II y otra por el desastre de su primera ministra Elizabeth Truss. Despidieron a las dos. A la reina la enterraron en la capilla de Saint George en Windsor, con pompa. A la primera ministra la renunciaron a los 45 días de elegida, sin pena. A Truss no le gustaba ser comparada con Margaret Thatcher, pero quería parecerse. Solo llegó a vestirse igual. Quiso hablar fuerte y directo como ella, pero fue torpe, como cuando comentó que los trabajadores ingleses eran los más haraganes del mundo y tuvo que retractarse; o como cuando, para explicar problemas de comercio exterior, dijo que el Reino Unido importaba los dos tercios del queso que consumía, produciendo sonrisas y no preocupaciones. También quiso repetir su política liberal y redujo impuestos. Thatcher había reducido impuestos, pero compensó la baja recaudación con ingresos por la venta de empresas púbicas, controló el presupuesto reduciendo subsidios y gasto público y, sobre todo, redujo la inflación. Reactivó la economía y, mientras llegaban los beneficios, el malestar fue diluido al ganar la Guerra de las Malvinas. En cambio, Truss no ha tenido empresas públicas que vender, ni redujo presupuesto, ni inflación. Peor aún, disparó el déficit fiscal, que solo se puede financiar con más deuda. Como reacción, la libra esterlina cayó como nunca. Ni siquiera había guerra por ganar. Tuvo que renunciar.