[Opinión] Cecilia Valenzuela: Bernardo Roca Rey
[Opinión] Cecilia Valenzuela: Bernardo Roca Rey

La muerte es un evento demasiado triste, sobre todo cuando le pone punto final a la vida de un gran hombre. Ayer, los periodistas de esta casa editora amanecimos con la desoladora noticia de la partida de Bernardo Roca Rey.

No tuvimos tiempo de digerir su estado de salud. En solo tres meses, el fundador de Perú21, de otros tantos diarios, revistas, un canal de noticias, el chef de las primeras recetas novoandinas, el maestro, el consejero, el investigador, el enólogo, el amigo, partió y nos deja un vacío inexorable.

Bernardo fue un biólogo que nació periodista e inmediatamente se convirtió en chef. Y sin dejar de ejercer nunca ninguno de sus tres amados oficios, fue el mayor visionario cultural y periodístico de los últimos tiempos y un gran e impenitente entusiasta de las conquistas del Perú.

Estudioso de nuestra identidad culinaria y de sus orígenes, Bernardo Roca Rey fue un científico que encontró en la evolución de nuestro paladar, nuestro carácter mestizo y mixto.

“En lo que comemos a diario reconocemos que formamos un conjunto coherente, con diferencias regionales –es cierto–, pero profundamente peruano”, decía. ¿Existe acaso un elemento más unificador, más pluralmente singular, que la cocina de un pueblo?, comentaba preguntándose para no sonar impositivo. Tenemos, pues, una cocina nuestra, afirmaba orgulloso de lo que puede reunir al Perú y a los peruanos.

Hace 30 años, Bernardo Roca Rey anticipó el boom de nuestra gastronomía. Fue un soñador que hizo realidad sus sueños investigando, creando, cocinando, compartiendo, sembrando, enseñando, cultivando amigos.

Jamás se cansó de hablar de la fusión y la mixtura, que con el correr de los años y los aportes de las nacionalidades que migraron –trayendo nuevos gustos, sazones y fórmulas–, saboreamos y compartimos hoy con la marca del Perú en el mundo entero.

Amaba al Perú. Les rindió tributo al refinamiento y a los aromas de la primera cocina que se hizo en esta tierra. Identificó los frutos que le ofrecimos al nuevo mundo y seleccionó los que acogimos de los recién llegados hasta hacerlos nuestros.

“Somos un pueblo volcado de forma íntegra a la gastronomía. Nuestra cocina esta viva”, sostenía cada vez que le preguntaban sobre la comida peruana.

El Perú ha perdido a un grande. Un cultor incansable de nuestra identidad mestiza. Un defensor indesmayable de la democracia y las libertades, un periodista íntegro y total.

En 2017, el Consejo Consultivo de los Premios SUMMUM le otorgó el Reconocimiento a la trayectoria y tuve el honor de escribir el discurso, leérselo y abrazarlo en el escenario del Gran Teatro Nacional, otra obra integradora que Bernardo ayudó a construir desde el recién creado viceministerio de Cultura. Me quedo con la enorme satisfacción de haberle dicho en vida las palabras de afecto y admiración con las que hoy le rindo homenaje y le digo adiós.