[Opinión] Patricia Teullet: Confucio no “inventó la confusión”. (Fotos: GEC/Andina).
[Opinión] Patricia Teullet: Confucio no “inventó la confusión”. (Fotos: GEC/Andina).

Hace muchos años, se le preguntó a la candidata de un concurso de belleza, quién había sido Confucio. Su respuesta no la hizo ganar, pero sí famosa: Confucio fue “el que inventó la confusión”.

Revisando lo que ocurre con el gobierno desde su inicio, pero más intensivamente aun, esta semana fue inevitable recordar la anécdota. Si hay un grupo que aprovecha los ‘beneficios’ de la confusión, es este gobierno: mientras escándalos de corrupción llenan los espacios en las noticias, en el diario oficial los nombramientos en posiciones claves en el gobierno se suceden y publican como si recién se estuviera iniciando una nueva administración. Y, a pesar de las organizaciones que advierten sobre el perfil de los nombrados, sea por incapacidad o prontuario, la reacción de la ciudadanía que por causas irrelevantes o equivocadas sí ha salido a exigir cambios, esta vez ha sido tibia, corta y, tal vez este sea el secreto, manipulada por la creación de un entorno de confusión.

En una protesta puede haber distintos reclamos, pero uno tiene que ser el mensaje que la guía. En las últimas manifestaciones se logró distorsionar el pedido de cambio de gobierno (por corrupción e ineptitud) con algo que no estaba en la agenda: la ejecución de las ‘propuestas’ de campaña y el cambio de Constitución.

Así, la suma de la desesperación por la falta de empleo, el aumento de precios, el deterioro de los servicios al ciudadano (casi prisioneros de facto en determinado territorio por la falta de pasaportes), los insultos a personalidades que inspiran respeto, los mensajes difusos, los discursos  incomprensibles, los cambios de ministro si eso salva el momento y hasta la capitalización de la tragedia de una pequeña niña con la secuela de propuestas ya discutidas mil veces, generan el clima de confusión ideal que impide enfocarse y lograr lo que la población, ya en gran mayoría, reclama.

Hasta ahora, cual mago que distrae la atención para ejercer sus trucos, planteando medidas probadamente inútiles, como quitar el IGV para que bajen los precios cuando se sabe que ese no será el resultado (pero ahora ya será ‘culpa’ de otros), el gobierno ha demostrado gran capacidad para mantenerse en el poder. Hay que reconocerlo. Su estrategia: la confusión. Su gran aliado (obviamente, no Confucio): la oposición sin liderazgo.

Lea mañana a: Felipe Morris