Para cuando el humo se disipe

“Cuando se disipe el humo de las medidas se verá que ha habido excesos y violaciones constitucionales”.
Para cuando el humo se disipe. (Foto: AFP)

Después de Pearl Harbor, los americanos quisieron proteger sus aviones para las batallas aéreas. Un estudio de secuencias determinó que se debía blindar la cola porque era la zona más atacada. Sin embargo, Abraham Wald recomendó blindar los motores. ¿El creador del método contradecía sus resultados? No era así. Wald explicaría que el estudio se había realizado sobre los aviones que regresaban a tierra y demostraba, más bien, que eso era posible aun cuando hubiesen recibido muchos disparos en la cola. Si la muestra hubiese sido sobre los aviones caídos, se habría determinado que un solo proyectil en los motores era suficiente para derribarlos. Su conclusión no tuvo nada que ver con las estadísticas, sino con algo más elemental: la realidad.

Pues bien, ¿cuál es la nuestra? Si el interés se mide por la gente en la calle, destacan tres motivos: la lucha contra la corrupción, la defensa de valores conservadores bajo el lema de Con Mis Hijos No Te Metas y la procesión del Señor de los Milagros. El Gobierno ha privilegiado lo primero y, por eso, ha apoyado la política de prisión preventiva y ha cerrado el Congreso. Cuando se disipe el humo de las medidas se verá que ha habido excesos y violaciones constitucionales. No obstante, siendo todo eso muy grave, no es el problema principal. Es verdad que la lucha contra la corrupción es políticamente correcta e indispensable. Pero la gente no se contentará solo con eso. Quiere trabajo mayor remunerado, que elimina pobreza e iguala oportunidades, y mejores servicios públicos. No obstante, para esa meta se requiere estar creciendo a 6% y no a 3% como ahora. Si la gente no sale a protestar por eso, es porque anda en otra cosa: si no tiene trabajo, lo busca y si ya lo tiene, trabaja más.

El crecimiento depende en parte de los precios internacionales y si bajan, no es responsabilidad del Gobierno. Pero aún con precios bajos se puede crecer si se promueve inversión privada. De eso el Gobierno no está haciendo nada. Ejemplos: proyectos mineros inmensos paralizados por la desidia del Gobierno y proyectos agrarios también paralizados esperando hace más de un año que se renueve la ley de promoción. Son dos motores de crecimiento abandonados como si nada. La gente no hace ruido por eso y se cree que no hay problema. Pero lo habrá y estallará cuando falte empleo, crezca la pobreza y no haya recursos para programas sociales. Entonces será tarde, habrá protestas de verdad y la gente le echará la culpa al nuevo gobierno. Así no se siembra futuro.

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