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Tu papá es cabro
“Ante mi curiosidad sobre si ha empezado a verle defectos a la película o a él mismo, me revela que no, que cada vez se emociona más”.
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Junior Béjar tiene diecinueve años y es jugador de fútbol en Ayacucho. Hace poco, por un casting al que asistió porque todos fueron, fue elegido como protagonista para una película peruana sobre la discriminación. Hemos terminado de leer los créditos de Retablo, recién estrenada en Lima, y las luces de la sala acaban de prenderse. Sentado delante mío, Junior estira los hombros cuando termina de ver la película, de la que él es protagonista.
“¡Aquí estabas, Segundo!” (el personaje que encarna Junior) le digo yo, sin ocultar mi emoción, y el chico se frota los ojos, respira hondo y sonríe con gratitud a los aplausos que le damos. Lo felicito y le pregunto si es la primera vez que la ve y me dice que no, es la séptima. Ante mi curiosidad sobre si ha empezado a verle defectos a la película o a él mismo, me revela que no, que cada vez se emociona más. A su lado está sentado Amiel Cayo, puneño en sus cuarentas, quien da vida a Noé, el padre de Segundo, artista sensible, un alma fina que tendrá que soportar violentos castigos por su orientación homosexual.
La película entera está hablada en quechua y transcurre en las alturas de Ayacucho, en una zona rural y pobre, donde comprarle una camisa al hijo para el colegio es un asunto a discutir. Magaly Solier es la madre de Segundo y esposa de Noé, una familia amorosa y armoniosa salvo porque el padre oculta esa parte suya por miedo y vergüenza. Magaly se embarcó en este proyecto del director peruano Álvaro Delgado Aparicio y se entregó de lleno, al punto que ella opinó que la película debía rodarse en quechua y así se hizo.
Otro gran aporte de Magaly ha sido meterse literalmente una chapita en el zapato y cojear, para de esa manera dar luz a las mujeres ayacuchanas que han sobrevivido al terrorismo y han quedado emocional y físicamente lesionadas. Su rol es el de Anatolia, mujer fuerte que cuando se siente defraudada llora a morir y grita como un animal rabioso en su quechua candente.
Amiel Cayo, Noé en la película, habla poco y es muy tierno, muy delicado como retablista. Dice que su quechua puneño ha tenido que adaptarse al ayacuchano para actuar en la película. El quechua de los tres familiares es poderoso porque su exceso de consonantes, pronunciadas de manera más cerrada, se impone, como esa doble ce que suena parecido a la jota, pero con más fuerza, más gutural. Retablo ya obtuvo más de 30 reconocimientos/premios nacionales e internacionales y Junior ha ido a festivales de cine en Europa. Cómo no vamos a verla.
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