(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

Los primeros 100 días del presidente Pedro Castillo representan también las viejas y malas formas de hacer política. Se promocionaron en campaña como moralmente superiores, pero han hecho lo que siempre a los ciudadanos nos indigna: tomar ventaja de estar en el poder.

Una muestra de esto es que en Palacio se hizo una celebración de cumpleaños mientras el mismo gobierno prohibía las reuniones sociales para los demás peruanos, y es bastante conocida la historia de la fiesta del ministro encargado de prohibir y fiscalizar esto. Así, este gobierno también opera bajo el clásico dicho “para mis amigos, todo; para mis enemigos, la ley”.

En sus mensajes populistas de campaña, el presidente contrabandeaba moralidad diciendo que sería un gobernante diferente y que con él se acabarían las planillas doradas; sin embargo, en sus primeros 100 días, esto es igual que siempre. Castillo, por un lado, ha seguido sus malas recetas que afectan la economía familiar de los peruanos, pero ha reculado sus promesas en cuanto afecta a sus bolsillos.

En uno de los debates de segunda vuelta en mayo, Castillo dijo lo siguiente: “Se acabó los sueldos dorados, se acabaron las marmajas. Y aquí anuncio que tenemos que tener moral para decirla. Hoy, en este momento vuelvo a decir que renunciaré al sueldo presidencialista. Conduciré el destino del país con un sueldo de maestro (…) Porque primero es el país, no es primero el bolsillo (sic)”.

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Hoy, el presidente no ha renunciado a su salario. Y, al cierre de esta columna, según el Portal de Transparencia, se sabe que le han abonado un primer depósito de 17,600 soles, y un segundo de 16,000 soles. Esto muestra que es un político como los de siempre: más de lo mismo, un demagogo, que para redituar políticamente creó la falsa expectativa de ganar modestamente pero que ,una vez estando en el poder, no quiere renunciar a esta forma de enriquecerse que él mismo planteaba como “inmoral”.

Como reflexiona el politólogo Giovanni Sartori, “las credenciales éticas, con las que en papel siempre se presenta la izquierda, son su talón de Aquiles. Quien presume de moralidad muere de inmoralidad”.

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