[OPINIÓN] Richard Arce: “¿Pena de muerte para los violadores?”

Todos estamos conmocionados con la noticia de la violación de una bebé de un añito por parte de su propio padre, un sujeto de 18 años que habría antes violado a la madre quien, por la presión de la familia, convivía con su violador.

El sentimiento que seguro muchos compartimos es que se le tiene que dar la mayor pena, y con razón hay voces que la piden. Nuestra legislación no contempla esa sanción que solo es para el caso de traición a la patria. Además, somos parte de la Convención Americana de Derechos Humanos y bajo su manto estamos prohibidos de impulsar este tipo de medidas; tendríamos que renunciar a su competencia y ser parias al igual que Cuba, Venezuela y Nicaragua, países que a través de los sátrapas que los gobiernan renunciaron a su competencia denunciando la Carta de la OEA.

Ante este pedido, salta inmediatamente la precariedad de nuestro sistema de justicia, que se ha degradado con una serie de sentencias injustas y prevaricadoras, si no basta recordar cómo una fiscal liberó a un par de delincuentes venezolanos cómplices del delincuente llamado ‘Maldito Cris’.

Ni bien obtuvieron su libertad uno fugó a Chile y el otro delincuente está no habido; es por estas negligencias e injusticias que es difícil confiar en nuestra justicia para que se pueda sentenciar con prolijidad y absoluta independencia casos execrables como el de estos malditos violadores.

Evidentemente, este tipo de noticias también genera rédito político, por eso ha aparecido un gran número de oportunistas y demagogos que hacen eco a este pedido de la pena de muerte, con el objetivo de buscar adeptos, apelando al sentimiento primitivo de hacer justicia con nuestras propias manos.

Primero, deberíamos abrir el debate en nuestra sociedad sobre la necesidad de proteger a nuestros niños y trabajar colectivamente en su protección, fortaleciendo la familia y mejorando el sistema de justicia para que se sancione con todo el peso de la ley a estos criminales.