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[Opinión] Richard Arce: Orwell en nuestra fauna política
[Opinión] Richard Arce: Orwell en nuestra fauna política
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Para entender los mensajes políticos que vienen aconteciendo en esta coyuntura, desde el desgobierno de Castillo y la complicidad del Congreso en desmedro de los intereses del país, hasta el indulto a Fujimori, parecería haber una permanente contradicción de los mensajes, haciendo vigente el discurso orwelliano.
George Orwell, brillante escritor inglés, definió el concepto político de la “neolengua” como una definición literaria que tiene como objeto modificar las formas tradicionales de la lengua para dominar con un nuevo lenguaje en espacios políticos.
Para entender mejor, si se quiere que la población acepte algo que los perjudique, se puede hacer mediante la persuasión o el uso de la fuerza. La mejor manera de persuadir es la perversión del lenguaje que invierte el sentido de las palabras mintiendo, engañando, inclusive generando expectativas, así se evita protestas o manifestaciones y se puede adocenar a la población.
En Nicaragua, el sátrapa Ortega repite en discursos: “libertad, democracia y justicia, van unidos, no puede haber libertad sin democracia”. Una contradicción insultante, cuando son evidentes las violaciones de los derechos humanos, la persecución a los opositores, hasta el encarcelamiento y torturas.
En nuestro variopinto espectro político, tenemos a Castillo, quien utiliza mucho del discurso orwelliano, cuando habla de “lucha contra la corrupción” o inclusive en “no aprovecharse del Estado” y “pena de muerte para los corruptos”, cuando el país sabe de sus andanzas.
El Congreso no se queda atrás porque han sido cómplices para tumbarse las reformas de transporte y universitaria, entre tantas otras ignominias. Promueven la vacancia sabiendo que no tienen los votos, por las componendas y aparentan su rol de control político.
Inclusive, el indulto de Fujimori se trata de maquillar con argumentos humanitarios, cuando de por medio hubo prebenda.
Absurdos y hasta divertidos, usando el típico lenguaje de los dictadores totalitarios, descrito por Orwell en su obra 1984 y lo tenemos en nuestra versión local.
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