[OPINIÓN] Richard Arce: “Lecciones de Perumin”
[OPINIÓN] Richard Arce: “Lecciones de Perumin”

Tuve el gusto de participar tres días en el Perumin, por primera vez, el foro minero por excelencia que convoca a las empresas mineras más importantes del país y a toda la cadena de suministro, en torno a los diferentes proyectos mineros que se tiene en cartera.

Es un espacio que también convoca a expertos, consultores y hasta la academia para conocer el desarrollo tecnológico y las innovaciones en la actividad minera y, además, la gestión de los impactos ambientales y algunas experiencias del relacionamiento con las poblaciones de las zonas de influencia de los proyectos mineros.

Lo interesante de este tipo de eventos es el intercambio de experiencias y el encuentro comercial a través de todos los expositores que participan en diversos stands de exposición, desde proveedores, entidades gubernamentales y las propias empresas mineras, y se genera una especie de showroom, donde pueden entablar contactos y acuerdos comerciales, para consolidar la cadena de valor del sector minero, que, por cierto, activa nuestra economía.

El tema central es ver el rol del Estado y si nuestras autoridades entendieron la gran responsabilidad que tienen para recuperar el grado de inversión y la seguridad jurídica que requieren las inversiones mineras para viabilizarlas. Al parecer, están en otro enfoque, porque las declaraciones contrapuestas del ministro Vera del Minem y el premier Otárola respecto a Tía María marcaron la agenda del Perumin, además de ser irresponsables en un contexto de conflictividad social.

Lo paradójico ha sido que, mientras se clausuraba a toda dar el Perumin, a la misma hora en Antamina, un grupo de pobladores tomaba las instalaciones de la empresa minera más grande del país, con lo cual nos vuelve a interpelar al país la importancia de la gestión de los conflictos sociales, que en Perumin se abordó tangencialmente, más desde un enfoque académico de desarrollo territorial y de proyectos mineros sustentables.

La crítica al Perumin es a la convocatoria que tuvo de ausente, una vez más, a los dirigentes sociales de estas zonas de conflictividad, puesto que su participación permitiría escuchar la posición que tienen y sobre todo entender la realidad de la problemática subyacente. Así, quién sabe, se podría generar un espacio de diálogo y consenso con estas poblaciones de las zonas de influencia, que redundaría en una mejor gestión de los conflictos sociales. Considero que es el reto para una siguiente edición del Perumin.