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[Opinión] Richard Arce: La libertad de prensa en juego

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Fecha Actualización
La reciente denuncia de la exsecretaria de Comunicaciones de la PCM Ximena Pinto es escandaloso y nos revela la catadura moral que tiene Aníbal Torres, quien no solo estaría tirando a la borda su trayectoria, sino que sería un cómplice ilustrado que se colude en Palacio para imponer y direccionar las líneas editoriales de la prensa.
La publicidad estatal tiene que diferenciarse del publicherry y del “autobombo” que muchas autoridades de turno utilizan para promocionarse y, además, con una lógica de tener adocenada a la prensa con la prebenda de dicha publicidad pagada para garantizar la línea editorial direccionada.
Despectivamente refieren como “mermelada” a estos presupuestos direccionados; ya en anteriores gobiernos han saltado escándalos al respecto. Ahora, en el gobierno de Castillo se repiten estas viejas prácticas, pero se estarían implementando de manera burda y dejando evidencias.
El presupuesto de publicidad estatal tiene objetivos definidos relacionados a la obligación de informar sobre las acciones que desarrollan las instituciones públicas, por principios de transparencia y rendición de cuentas –accountability– y, sobre todo, logro de objetivos de desarrollo.
Por ejemplo, en el Minedu se requiere dar los alcances del retorno a clases, desde los protocolos que tienen que implementarse, primero en casa y después en los centros educativos. Esto requiere ser informado a través de diversos medios de comunicación sobre la base de criterios como cobertura y tamaño del mercado que atiende cada medio.
Pero esto está siendo utilizado para direccionar estos presupuestos e inclusive postergar a medios incómodos por el solo hecho de atreverse a criticar al gobierno.
Estas acciones se repiten y se extrapolan a los diversos sectores que el gobierno dirige, al extremo de que Avelino Guillén acaba de denunciarlo en una entrevista a un medio extranjero, desnudando las miserias dentro del gobierno y mostrando el perfil de personajes como el premier, que son capaces de todo por una cuota de poder.
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