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[OPINIÓN] Paul Montjoy Forti: De intelectualoides pesimistas

“En los últimos doscientos años la humanidad, a través del capitalismo, ha reducido considerablemente la pobreza, la desigualdad (estadística Gini), ha aumentado el acceso a los servicios básicos, la esperanza de vida en el mundo”.

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Existen personas que niegan la evidencia científica refutándola con diversas falacias. Personas que son capaces de interponer cuestiones de fe sobre el raciocino, que son capaces de decir que el “cielo es verde” solo porque él lo cree así, sin sustento. No solo ello, que además son capaces de molestarse con quienes les refuten lo contrario: lo que está en la evidencia y la estadística. El profesor de Harvard, Steven Pinker, menciona en su libro En defensa de la ilustración que la mayoría de las personas ligadas a la academia, los medios de comunicación, el arte y los políticos padecen de ‘progresofobia’ o, mejor dicho, tienden a negar el progreso que ha tenido la humanidad en los últimos doscientos años a pesar de la abundante evidencia que demuestra lo contrario.
En los últimos doscientos años la humanidad, a través del capitalismo, ha reducido considerablemente la pobreza, la desigualdad (estadística Gini), ha aumentado el acceso a los servicios básicos, la esperanza de vida en el mundo. A pesar de la última guerra de la criminal invasión rusa a Ucrania, la humanidad ha padecido cada vez menos guerras si comparamos con el siglo pasado, ha avanzado enormemente en la defensa de los derechos humanos y la aceptación de libertades civiles en los países occidentales, ha desarrollado un sistema de telecomunicaciones casi en tiempo real con internet y ha democratizado el acceso a la información a través de este. Sin embargo, miles de intelectualoides no se cansan de repetir que el mundo hoy está peor que antes, se ha vuelto más violento que antes y que, a modo de cereza en la tarta, vamos camino a la desintegración de la humanidad. Pinker refuta cada uno de los argumentos dados por los pesimistas con una brillantez esperanzadora.
El ejercicio intelectual, que requiere de una apreciación crítica de la realidad, debe encontrarse sustentando en evidencia científica y/o estadística que sustente el problema del que se habla. Cuando se repite una y otra vez frases altisonantes pero que no tienen un asidero en la realidad o están basadas en gustos y sentimentalismo, no se está haciendo un ejercicio intelectual. A muchos intelectualoides les encanta estar en la palestra, que los escuchen, que los lean, que los admiren, que compren sus libros, pero ¿realmente están haciendo un ejercicio intelectual o están estafando al resto con frases que venden y venden bien? ¿Es realmente el mundo tan malo como lo pintan muchos de estos sujetos pesimistas? Finalmente, ¿lo que dicen tiene una base válida? ¿Es producto de un ejercicio intelectual o solo tratan de influir al resto a través de su gusto personal y sus sentimientos? Porque para sentimientos y gustos no alcanzan las hojas en blanco.
Muchos de los ‘intelectuales’ peruanos (algunos autollamados así) no hacen otra que repetir una y otra vez frases cuyos términos no tienen asidero en la realidad. Lo repiten es sus libros, en los diarios, en la televisión, en sus redes, en sus clases a alumnos que no corroborarán la información (muchos de ellos en las más prestigiosas universidades del país). Algunos intelectualoides peruanos son capaces de negar el progreso económico del Perú en los últimos veinte años a pesar de existir la estadística, los estudios y la data sobre este. Otros, con aire de obispos de la inteligencia, van validando con sus deditos aquello que es ‘bueno’ y ‘malo’; lo hacen muchas veces a través de insultos y evitando discutir el fondo de las ideas; es decir, evitando el verdadero ejercicio intelectual. Muchos de ellos son capaces de hablar de la debacle del sistema capitalista (como si eso existiese) y al mismo tiempo defienden modelos obsoletos como los de Cuba y Venezuela. Otros, por último, son capaces de negar las cifras del Perú antes de estas últimas elecciones y al mismo tiempo callar o defender a un gobierno nefasto como el de Pedro Castillo. Si revisas sus redes son todas malas noticias y si no piensas como ellos, te insultan. Claro, al final solo ellos ‘tienen la razón’. En fin, los intelectualoides pesimistas llueven a borbotones, las personas incapaces de contradecirlos también. Para conocer la verdad de las cosas debemos cuidarnos de ellos.