/getHTML/media/1239557
Gobierno se endeudará por aviones de guerra y no para seguridad| La Voz del 21
/getHTML/media/1239537
José Baella sobre caso Vladimir Cerrón: "Se debería investigar la contradicción de la Policía"
/getHTML/media/1239536
Fuad Khoury: "No es el momento para invertir en aviones de guerra"
/getHTML/media/1239269
Impulsared: el programa que promueve el desarrollo a través del emprendimiento
/getHTML/media/1239371
Romy Chang sobre 'Chibolín': "La caución asegura la permanencia de Elizabeth Peralta"
/getHTML/media/1239361
José Carlos Mejía, abogado de agente 'Culebra' habla sobre supuesto atentado: "Han sido dos extraños incidentes"
/getHTML/media/1239253
Dina Boluarte endeudará al Perú por S/ 7,500 millones para comprar 12 aviones de combate
/getHTML/media/1239252
Adrián Simons: "Tipificar terrorismo urbano no soluciona nada"
/getHTML/media/1239251
Todo lo que debes saber sobre el sorteo 'Escapada de Primavera'
/getHTML/media/1239126
Gobierno de Dina Boluarte sin rumbo ante criminalidad | La Voz del 21
/getHTML/media/1239123
Víctor García Toma: "El JNE debió anular la inscripción de A.N.T.A.U.R.O"
/getHTML/media/1239120
Mariano González: "Este gobierno-Dina Boluarte- representa más al crimen que a los peruanos"
/getHTML/media/1239127
Malena Morales de Alicorp y su compromiso con los emprendedores peruanos en Marcas y Mercados
/getHTML/media/1238304
Los mejores libros del siglo XXI según The New York Times | Biblioteca de Fuego
/getHTML/media/1238207
118 mujeres han sido víctimas de feminicidio en lo que va de 2024
PUBLICIDAD

[OPINIÓN] Paul Montjoy Forti : Amar los detalles

Imagen
Fecha Actualización
En tiempos líquidos como los que vivimos, en el cual las relaciones de consumo se convierten en el denominador social (piense en rentalocalfriend o fiver, aplicativos en los que se ofrecen servicios de amistad a cambio de dinero), es necesario conservar el amor por los detalles. La alegría, la verdadera, se encuentra en darse el tiempo de poder tomar un buen café, leer un libro o simplemente abrazarse con un amigo.
Esto, que parece un cliché, es cada vez menos practicado, especialmente en culturas más individuales y con poco contacto interpersonal. Se ha difundido la idea de que para entretenerse uno debe gastar dinero (o endeudarse con la tarjeta de crédito) en bares y restaurantes y resorts en playas de lujo. Los humanos de la sociedad moderna muchas veces terminan por exponer en el escaparate de las redes sociales su vida personal. Nos hemos vuelto adictos a los likes, a llamar la atención. Inclusive, preferimos a usar filtros para ‘mejorar’ nuestra imagen y así gustarle al público invisible y a los algoritmos. A pesar de que estudios han demostrado que existe una relación entre el suicidio juvenil, la depresión y las redes sociales.
Disfrutar de los detalles, del aquí y del ahora, trata justamente de lo contrario: poner los cinco sentidos en el presente, no pensar en lo que los demás piensan de uno, no construir una falsa máscara para ganarse unos cuantos likes. Me he topado con muchos escritores que alimentan el sentimiento de la envidia. No desperdician un solo momento para criticar a cualquier otro colega, como si la literatura fuera una competencia, una carrera de caballos, una pelea campal de tuits y retuits. La belleza, por el contrario, está en disfrutar el proceso.
En cada relectura de Cien años de soledad, La ciudad y los perros, Corazón tan blanco, La isla del tesoro aparecen nuevos detalles que antes habían pasado inadvertidos. Podemos decir que una vida plena es aquella en la que abundan los detalles buenos: libros, café, vino, música, naturaleza, leales amistades, lazos familiares. Lo demás importa poco. La gran mayoría de personas se envejece sentados en una oficina, acumulando dinero sin saber muy bien para qué. Es más, algunos construyen una reputación profesional que es inversamente proporcional a su vida privada.
La vida no es una competición (qué absurda competición sería porque al final todos los competidores mueren). Nuestro tiempo es limitado y debemos aprender a disfrutar la vida: amar los detalles, amar nuestro maravilloso cuerpo, amar a los demás, sentir empatía. Qué triste aquellos que desperdiciaron su vida odiando a los demás, que usaron su poder para hacerle la vida infeliz al prójimo (que ni conoce), que juzgan a los demás sin ver sus propios vicios, que le hacen daño al otro por ideologías religiosas, políticas y económicas.
Si nos quitamos los disfraces, si nos sacamos las máscaras, si nos desnudamos de las ideologías, los temores y los prejuicios, si abrimos nuestros ojos y vemos los maravillosos detalles que rodean nuestra existencia: la redención de las sonrisas, la belleza del cuerpo ajeno, el amor, la libertad del sexo, la tibieza de las mejillas de los amigos, si somos capaces de recuperar el asombro por lo que nos rodea, el asombro de quien se enamora de una novela por primera vez, seremos capaces de amar la vida, al resto y a nosotros mismos de una manera más plena, más real y más humana.

TAGS RELACIONADOS