[Opinión] Patricia Teullet: Violencia y pandemia

“Según los datos prepandemia del INEI, 63 de cada 100 mujeres eran víctimas de agresión física o psicológica de su pareja. Según la organización Plan Internacional, las cifras han aumentado en la pandemia”.
Según los datos prepandemia del INEI, 63 de cada 100 mujeres eran víctimas de agresión física o psicológica de su pareja. Según la organización Plan Internacional, las cifras han aumentado en la pandemia. (Foto: USMP)

En el Valle de Urubamba, a poquísima distancia de los hoteles de lujo, hay poblaciones de migrantes venidos de Puno, que aún no tienen acceso a los servicios básicos. Al empezar el confinamiento obligado por la pandemia, recordé a una de las familias de allí: 11 personas cuyos miembros, desde los padres hasta un bebé de meses, compartían todos, dos colchones en la misma habitación. La madre, que no habría llegado a los 40, era casi un guiñapo, y llevaba al bebé en brazos. Cuando la conocí, pensé en el riesgo que suponía el hacinamiento, especialmente para las niñas, y todavía no había pandemia.

En Cusco, hay un albergue que recibe a niñas embarazadas, expulsadas de sus hogares, muchas veces por sus propias madres, porque, para embarazarse, ‘habían seducido’ a su padre o padrastro.

Según los datos prepandemia del INEI, 63 de cada 100 mujeres eran víctimas de agresión física o psicológica de su pareja. Según la organización Plan Internacional, las cifras han aumentado en la pandemia, en la cual “niñas, adolescentes y mujeres jóvenes, se han visto obligadas a pasar más tiempo junto a sus agresores”. También se destaca un incremento en la violencia física, frente a la psicológica.

La violencia contra las mujeres existe a nivel mundial, en algunos casos, exacerbada por la religión; en otros, por el machismo culturalmente aceptado, por la pobreza y la falta de oportunidades de independización económica. A ello debemos sumar el no contar con apoyo suficiente del Estado.

Las designaciones ministeriales que ha hecho este Gobierno levantan una alerta para la intervención de la empresa privada: desde dar empleo a más mujeres, facilitándoles el cuidado de sus hijos, hasta imponer una cultura laboral que rompa ese círculo de violencia que se sigue perpetuando y cuyas víctimas en muy pocos casos llegamos a conocer.


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